Según el 11º Informe Discapacidad y Familia elaborado por la Fundación, el 60% ha visto reducido el poder adquisitivo de la unidad familiar, con respecto a antes del Covid, y el 45% tiene ahora una red de apoyos familiar y social menor que antes de la pandemia
El próximo 15 de mayo se celebra el Día Internacional de la Familia, un marco en el que la Fundación Adecco, con la colaboración de GEDIA, presenta el informe Discapacidad y Familia. Se trata de la undécima edición de este informe, que este año ve la luz en la nueva normalidad pospandemia, en la que lo más duro de la crisis parece haber quedado atrás, pero en un contexto marcado por una profunda incertidumbre e inestabilidad social y económica.
El informe basa sus conclusiones en una encuesta a 400 hogares en los que habitan menores con discapacidad, con el objetivo de visibilizar sus preocupaciones, necesidades y reivindicaciones.
El impacto de la crisis en los hogares con personas con discapacidad
En toda crisis, aquellos que partían de una mayor vulnerabilidad, corren el riesgo de convertirse en víctimas dobles de sus efectos. Es el caso de las personas con discapacidad, que ya en tiempos prepandemia afrontaban dificultades adicionales, y que con la irrupción de la Covid-19 vieron reforzados los obstáculos para llevar una vida normalizada.
En efecto, la tasa de riesgo de exclusión y/o pobreza para las personas con discapacidad, alcanzó el 33% en 2020, la cifra más elevada de toda la década, superando en 10 puntos porcentuales el índice registrado para los hogares en los que no hay personas con discapacidad, según AROPE (at risk of poverty and exclusion, EAPN).
Al ser preguntadas directamente las familias con personas con discapacidad, un mayoritario 91% valora que sus hogares han sido doblemente afectados por la pandemia y que aún no se han levantado de la crisis, atendiendo a diferentes variables. En primer lugar, un 60% afirma que la Covid ha hecho que la unidad familiar vea mermado su poder adquisitivo, ya sea por la pérdida de empleo, las reducciones forzosas de jornada, los ERTE o, incluso, la inflación ocasionada por el exceso de demanda de algunos bienes y servicios básicos, que hoy se ve intensificada ante el conflicto de Ucrania.
Por otra parte, un 45% comenta que debido al efecto pandemia, su red de apoyos familiares, de amigos y conocidos, se ha visto reducida, por temor al contagio del virus. Frente a ellos, un 55% ya ha retomado las relaciones sociales previas al Covid.
“Las personas con discapacidad suelen ser de las primeras en caer y las últimas en levantarse en tiempos de crisis. La pandemia tuvo un fuerte impacto en derechos básicos como el empleo, la salud, la educación o los servicios sociales, interrumpiendo el proceso de inclusión social y laboral que durante los últimos años habían protagonizado las personas con discapacidad. En este escenario de progresiva recuperación, pero de fuerte incertidumbre, es fundamental garantizar que las personas con discapacidad puedan acceder a estos recursos tan necesarios, así como potenciar su autonomía, competencias y habilidades, a través de un acompañamiento individualizado que multiplique sus posibilidades de iniciar un proyecto de vida independiente a través del empleo”- afirma Myriam Ganado, responsable de Plan Familia de la Fundación Adecco.
Dificultades para llegar a fin de mes, en un 56,4% de las familias
La presente encuesta ha querido conocer el estado actual de las economías domésticas de las familias con personas con discapacidad. En primer lugar, es significativo que el 43,4% se sustenta a partir de los ingresos de un solo progenitor. En un 3,4% de los hogares la situación es más crítica, ya que ningún adulto percibe ingresos.
Ante esta situación, no es de extrañar que más de la mitad de los encuestados (56,4%), manifieste algún grado de dificultad para llegar a fin de mes. En concreto, un 15,8% termina la mensualidad “con mucha dificultad”; un 15% “con dificultad” y un 25,6% “con cierta dificultad”.
En este escenario, las familias reivindican más apoyos para afrontar el sobreesfuerzo económico que tienen que hacer para garantizar el bienestar de su hijo con discapacidad (90%), mayor inversión en sensibilización (81%), así como destinar más recursos a la formación y al empoderamiento de las personas con discapacidad, en aras de estimular su empleo como principal vehículo de inclusión social (77%).
El empleo, la respuesta integral
¿Qué es lo que más le preocupa acerca del futuro de sus hijos con discapacidad? ¿qué perspectivas tienen? En general, todos los encuestados manifiestan un gran sentido de la responsabilidad y temen que su hijo no pueda ser autosuficiente cuando ellos ya no estén presentes. Así, las respuestas de los encuestados arrojan cuatro grandes preocupaciones, por este orden de importancia: la posibilidad de que su hijo encuentre un empleo que le permita salir adelante por sí mismo (85%), tener asegurados los recursos terapéuticos y de salud para el bienestar de su hijo con discapacidad (82%); las relaciones sociales, es decir, que tenga un círculo social y amistades en las que apoyarse (75%) y la vivienda (65%) o la garantía de que su hijo tenga un lugar en el que poder vivir con seguridad.
Algunas respuestas abiertas de los encuestados reflejan muy bien esta preocupación por la futura inclusión laboral de su hijo: “solo si sale adelante por sí mismo, puedo quedarme tranquilo”, “si no trabaja no tiene ingresos ni se relaciona, por lo que puede aislarse y caer en la pobreza y exclusión”, “el empleo realiza a las personas con discapacidad y es la herramienta para que puedan ser independientes”. “dónde hay que firmar para garantizar que mi hijo puede tener un empleo y una fuente de ingresos y de motivación asegurada”.
RANKING PREOCUPACIONES FAMILIAS DE PERSONAS CON DISCAPACIDAD. Prioridades futuras
‘Mi principal preocupación es que mi hijo encuentre un empleo que le permita ser autosuficiente: 85%’
‘Mi principal preocupación es que mi hijo tenga asegurados los recursos terapéuticos y de salud necesarios para su bienestar: 82%’
‘Mi principal preocupación es que mi hijo tenga redes sociales en las que apoyarse: 75%’
‘Mi principal preocupación es que mi hijo consiga una vivienda y/o residencia adecuada a sus necesidades: 65%’
Fuente: Encuesta Fundación Adecco- GEDIA
“Independientemente de cuál sea la prioridad de futuro para las familias, parece claro que el empleo ofrece una respuesta integral para que las personas con discapacidad puedan salir adelante por sí mismas, realizarse personalmente y acceder de forma más fácil a otros elementos como la vivienda, el ocio o el fortalecimiento de sus relaciones sociales. Es por ello fundamental abordar el empleo de la persona con discapacidad desde edades prelaborales, a través de una orientación y formación adecuada a sus necesidades, que permita una detección temprana de intereses”- declara Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.
Una sociedad “poco preparada” para la plena inclusión
Al calor de las respuestas de los encuestados, queda patente que el empleo se alza como el principal vehículo de inclusión social y como el elemento más valorado por las familias para que su hijo con discapacidad pueda ser autosuficiente.
Sin embargo, este convencimiento choca con la desconfianza de las familias en el contexto social: el 71% cree que la sociedad no está preparada para la inclusión laboral de las personas con discapacidad, fundamentalmente debido a prejuicios y/o desconocimiento (85%) o a la existencia de barreras de accesibilidad físicas, cognitivas (77%), etc.
“Es fundamental escuchar a las familias y ponerlas en el centro de toda respuesta política y empresarial, de cara a mejorar su confianza y generar un marco de seguridad para que puedan proyectar un futuro sostenible, en el que sus hijos con discapacidad puedan desenvolverse en condiciones de igualdad. Las políticas activas de empleo y las estrategias de Diversidad, equidad e inclusión (De&I) van a ser dos apuestas imprescindibles para garantizar la inclusión social y laboral de las personas con discapacidad en los próximos años” –explica Francisco Mesonero.
Además del contexto social, el presente análisis ha identificado una barrera adicional para el futuro empleo de las personas con discapacidad: la sobreprotección familiar. Preguntados los encuestados por el grado de autonomía que dejan a su hijo, se infiere una tendencia a la sobreprotección en el 87,3% de los casos, en los que los padres “prefieren ser ellos quienes supervisen y pauten a su hijo con discapacidad, ante el temor a que se enfrente solo a situaciones de la vida cotidiana y/o puedan aprovecharse de él. Solo un 12,7% de los encuestados procuran dejar a su hijo con discapacidad la máxima autonomía en la realización de sus tareas cotidianas, aunque ello le suponga más tiempo.
Según Myriam Ganado, responsable de Plan Familia de la Fundación Adecco: “las conductas de sobreprotección en la infancia limitan a la persona con discapacidad y se trasladan en inseguridades y desigualdad en la vida adulta. Es necesario acompañar al niño con discapacidad en su crecimiento y exploración para que pueda interactuar con el medio, pero sin poner barreras a su desarrollo, permitiendo que pueda participar en todas las esferas sociales sin temores ni condicionamientos innecesarios”.
Fuente Comunicae