Este grupo faunístico está formado por unos seres vivos que representan un elevado nivel de adaptación, a caballo entre el medio acuático y el terrestre. Mediante la metamorfosis realizan cambios en su morfología, como mecanismo para asegurar su supervivencia y que les permite pasar de la charca a la tierra firme y así asegurar sus procesos biológicos
Estos vertebrados de hábitos preferentemente nocturnos ocupan las charcas de la provincia y por supuesto de la Sierra Norte, aunque dependen en gran medida de la disponibilidad de agua y de las precipitaciones.
En años como el actual en que la sequía es muy notable, muchas de las charcas no disponen de agua, y esta circunstancia hace que muchos de los anfibios permanezcan enterrados esperando un momento adecuado para salir.
Ranas, sapos, salamandras y tritones componen la herpetofauna serrana, y sobre algunos de ellos recaen algunas leyendas populares que carecen de argumento científico, como es la de que «los sapos escupen». Nada más lejos de la realidad, aunque se trate de una creencia generalizada en muchos de los habitantes de los pueblos de Guadalajara y de toda España.
¿Cómo se ha podido llegar a esta falsa creencia tan extendida? Por un lado se ha podido deber a la confusión con la forma que tienen de cazar muchos anfibios, lanzando su lengua hacia sus presas, principalmente insectos. Pero también podría deberse al mecanismo de defensa que utilizan estos animales cuando se les coge, ya que suelen orinarse en las manos, por lo que podría confundirse con la saliva, cuando en realidad es orina.
Lo único cierto es que ante sus predadores los sapos y otros anfibios desarrollan algunas sustancias tóxicas en sus glándulas parótidas o parotoideas, pero inofensivas para los humanos si se evita la manipulación o si tras la misma se lavan las manos. Hay que advertir que esta práctica debe de estar convenientemente autorizada por la entidad competente en Medio Ambiente y justificada por algún proyecto de investigación o seguimiento de especies.
Todas las especies de anfibios, además de generar beneficios para el ser humano, están protegidas y muchas de ellas gozan de alguna categoría especial, por lo que están incluidas en el catálogo regional de especies amenazadas, tanto a nivel nacional como regional.
Hacia el final del invierno y al comienzo de la primavera, concretamente durante los meses de febrero y marzo, cuando llegan las primeras lluvias en años «normales», los anfibios despiertan del letargo invernal y comienzan su etapa reproductora, llenándose de vida las charcas.
Por la noche estos espacios húmedos ofrecen un concierto sin igual. Ranas y sapos deben de comunicarse para conseguir el éxito reproductor y asegurar el futuro de su especie.
Una vez consumado el encuentro entre machos y hembras, depositan sus numerosas puestas en lugares «seguros» dentro de las lagunas o charcos, aunque en no pocas ocasiones, los huevos no llegan a eclosionar al secarse antes de tiempo.
En los lugares donde se consigue el éxito, las charcas se llenan de renacuajos, contándose por cientos o miles, siendo esta la primera fase antes de la metamorfosis que les capacitará para la vida terrestre.
A lo largo de su vida los anfibios presentan varios tipos de respiración, siendo este otra de las curiosidades que aumenta el interés por la evolución de estos animales. Durante su período larvario presentan respiración branquial y cutánea. Una vez superada la metamorfosis muestran respiración pulmonar y añadidas respiración cutánea y por la superficie bucofaringea.
En la geografía serrana se pueden encontrar multitud de espacios adecuados para la vida de las distintas especies de anfibios, casi en cualquier localidad habrá alguna charca, fuente o punto de agua en la que puedan desarrollar al menos parte de su vida.
Algunas zonas húmedas de interés para los anfibios son las lagunas de Beleña, que además de para las aves, representa una de las zonas más importante para la reproducción de algunas especies.
Las especies de interés que se pueden encontrar en los humedales y charcas de la serranía están la ranita de San Antón (Hyla molleri), el sapillo pintojo (Discoglossus galganoi), el sapo de espuelas (Pelobates cultripes).
Otras como la salamandra (Salamandra salamandra), está más asociada a zonas húmedas de bosques caducifolios o pinares de la sierra.
Desde ADEL Sierra Norte se promocionan las actividades de ocio y recreativas, anteponiendo siempre el respeto y las buenas prácticas en el medio natural y la flora y fauna en particular, que representa un patrimonio público y un legado para las generaciones venideras.
Fuente Comunicae