Un equipo de trabajo se define como un conjunto de personas que trabajan de manera coordinada y colaborativa para alcanzar objetivos y metas comunes. Estos grupos pueden estar formados por individuos con diversas habilidades, experiencias y conocimientos, que se complementan entre sí para lograr resultados efectivos y eficientes. La colaboración y la comunicación son elementos clave en el funcionamiento, ya que permiten aprovechar al máximo las fortalezas individuales y resolver desafíos de manera conjunta.
Uno de los aspectos clave que afectan el rendimiento de un grupo nuevo es la construcción de relaciones interpersonales sólidas y un ambiente laboral positivo. La confianza, el respeto y la comunicación efectiva son fundamentales para establecer una base sólida en la que los miembros puedan colaborar de manera eficiente y resolver conflictos de manera constructiva.
El progreso del desarrollo de equipos de trabajo, implica respaldar y capacitar a los colaboradores para lograr un impacto más significativo en su labor. Cuando los integrantes se sienten a gusto entre sí, la colaboración fluye de manera más fluida. Por el contrario, si enfrentan dificultades para establecer conexiones, es probable que el esfuerzo se vea ralentizado.
Aspectos claves del desarrollo de equipos laborales
El psicólogo Bruce Tuckman fue pionero en identificar las distintas etapas del desarrollo que atraviesan los equipos de trabajo. En su ensayo de 1965 titulado «Developmental sequence in small groups» (Secuencia de desarrollo en grupos pequeños), Tuckman definió por primera vez las fases del modelo de desarrollo. Este artículo analiza cómo los miembros comienzan como desconocidos y luego atraviesan cinco etapas distintas antes de llegar a ser un grupo de alto rendimiento.
1. Formación: En esta etapa, los miembros se reúnen por primera vez y comienzan a conocerse. Existe cierta cautela y dependencia del líder para establecer la dirección del grupo y definir roles y responsabilidades.
2. Tormenta: En esta fase, pueden surgir conflictos y tensiones a medida que los miembros de la unidad comienzan a expresar sus opiniones y diferencias. Se cuestionan las normas y la autoridad, lo que puede generar discordia pero también impulsar la creatividad y el pensamiento crítico.
3. Normatividad: Durante esta etapa, se establecen reglas, normas y procedimientos para trabajar de manera más eficiente. Se desarrolla un sentido de cohesión y se establecen roles más definidos, lo que contribuye a mejorar la comunicación y la colaboración.
En Libemind, comentan: “La formación con los equipos de trabajo permite a las empresas y personas desarrollar la autoconfianza y la confianza en la organización.”
4. Rendimiento: Acá, el equipo logra trabajar de manera efectiva y alcanzar sus objetivos de manera consistente. Existe una alta confianza entre los miembros, se aprovechan las fortalezas individuales y se fomenta la autonomía y la responsabilidad compartida.
5. Desvinculación: Aunque no siempre se incluye en el modelo de Tuckman, esta etapa se refiere al proceso de disolución una vez que se han alcanzado los objetivos o cuando se enfrenta a cambios significativos en su estructura o propósito. Los miembros pueden experimentar sentimientos de nostalgia o alivio, dependiendo de la experiencia. El desarrollo de equipos de trabajo es un proceso fundamental para alcanzar altos niveles de rendimiento y eficacia en cualquier organización. Entender y gestionar las etapas por las que atraviesa en su evolución es clave para promover la colaboración, la comunicación efectiva y la resolución de conflictos de manera constructiva. Al invertir tiempo y recursos en el desarrollo, las empresas pueden potenciar el talento de sus empleados y alcanzar metas ambiciosas con mayor eficiencia y cohesión.