La sostenibilidad global y la viabilidad de los negocios obliga a apostar por envases más ligeros, puros y eficientes, eliminando la materia prima sin comprometer la protección y funcionalidad. En el epicentro del transformador concepto «Skinny Packaging» se encuentra Sanopack Innovation, una empresa referente en diseño y fabricación de envases alimentarios
El mundo ha cambiado, y con él, nuestras prácticas empresariales y de consumo. Durante décadas, la lucha por el embalaje más grande y más llamativo ha sido la norma. Sin embargo, en medio de la creciente conciencia sobre el cambio climático, ha surgido un concepto transformador: el «Skinny Packaging», un nuevo concepto de envase que ha venido a beneficiar a empresas, consumidores y medio ambiente. En el epicentro de esta nueva práctica se encuentra Sanopack Innovation, una empresa española y laboratorio referente en diseño y fabricación de envases alimentarios dentro del mercado europeo.
El «Skinny Packaging» se basa en tres pilares: envases más ligeros, más puros y más eficientes. Al optar por materiales más ligeros y compactos, eliminamos el exceso de materia prima sin comprometer la protección y funcionalidad. Más puros por la simplificación de tintas y materiales que hace que el reciclaje sea más eficaz y con un diseño minimalista, que resalta el valor del producto. Y, finalmente, también más eficientes gracias al uso de energías renovables en su fabricación y de herramientas digitales basadas en inteligencia artificial para optimizar su tamaño, forma y materiales.
Beneficios para empresas
El «Skinny Packaging» presenta ventajas para las empresas tanto en ahorro como en ventas. Por un lado, estos envases más ligeros o pequeños permiten un almacenamiento y transporte eficientes, obteniendo más rentabilidad en almacenaje por metro cúbico de hasta un 30%, reduciendo los costes logísticos entre un 10 y un 15%.
Por otro lado, se consigue un menor y más eficiente uso de materias primas y energía para la producción del embalaje. Y desde el ángulo comercial, gracias a la mejora de disponibilidad de producto en los establecimientos en el mismo espacio, puede conllevar un aumento en ventas nada despreciable de más del 4%.
Beneficios para los consumidores
Estos ahorros potencialmente se podrían traducir como una manera de mantener los precios y contribuir a la estabilización del poder adquisitivo del consumidor. Esto, a su vez, ayudaría a rebajar el llamado green premium o sobrecoste ecológico, haciendo los productos más asequibles para poder llegar a más gente. Según estudios de McKinsey y Nielsen IQ, hay un límite del 60% de los consumidores dispuestos a pagar más por productos sostenibles.
Beneficios para el medio ambiente
El impacto ambiental positivo es evidente. A nivel de fabricación, menos material sumado al uso nuevas energías renovables y más eficientes, significa menos energía desperdiciada en el proceso de producción. Y a nivel logístico, un menor espacio gracias al embalaje, además, disminuiría las emisiones de CO2 generadas por los combustibles del transporte.
En conclusión, esta nueva práctica del «Skinny Packaging» se presenta como un imperativo tanto para la sostenibilidad global como para la viabilidad de los negocios. «Esta transición no puede fundamentarse únicamente en la búsqueda de resultados comerciales, sino que debe sustentarse en la convicción de que representa una práctica empresarial más respetuosa, eficiente y rentable. La urgencia y la relevancia de esta transformación son innegables,» afirma Roger Cusa, director de Sanopack Innovation.
Fuente Comunicae