Después un semestre sin clases presenciales que formará parte de la historia, los alumnos españoles regresarán a las aulas entre los días 7 y 17 de septiembre
Esta semana comienza el retorno escalonado a las aulas que se extenderá durante diez días según los planes de las diferentes CCAA y la incorporación por etapas educativas. A los nervios habituales de inicio de curso se suman todos los relativos a esta pandemia que ha confinado en los hogares de forma histórica y que está teniendo un gran impacto tanto en lo humano como en lo económico.
«¿Y si aprovechamos este momento histórico como una nueva oportunidad?», se pregunta Escacena
Esta es pregunta que plantea Miriam Escacena, guía Montessori, docente y madre de dos niños, cuyas reflexiones comparte en las siguientes líneas.
«Es la primera vez que los niños han estado durante seis meses sin pisar las aulas, y ahora regresan con muchas emociones acumuladas, ganas de abrazar a sus maestros y amigos, lo cual no será posible en esta ocasión…Ahora más que nunca debe haber un trabajo en equipo entre toda la comunidad educativa. Confianza de los padres en los maestros, que son los primeros interesados en que no se produzcan contagios dentro de los colegios, confianza en que los centros educativos están haciendo lo mejor que pueden dentro del poco margen de tiempo que han dejado las administraciones para adecuar protocolos, y del mismo modo, los equipos directivos tienen que confiar en que las familias vamos a actuar con la mayor coherencia, ya que esto nos implica a todos», explica.
«Más que acusarnos unos a otros, a la clase política o difundir amenazas de alterar a servicios sociales en el caso decidir optar por una educación a distancia recordando que en España la escolarización es obligatoria de los 6 a los 16 años y que el artículo 226 del Código Penal castiga como delito de abandono de familia, es momento de remar en el mismo barco y unir esfuerzos para sobrellevar esta situación de la mejor manera posible».
«Esto también pasará… ¿Cómo queremos contárselo a nuestros nietos?», se pregunta la experta. «Y así lo decía aquel cuento popular sobre el anillo del rey que es interesante recuperar en esta época que nos ha tocado vivir. Pero, ¿y si lo recordamos como el momento que nos hizo reaccionar y transformar la escuela? (Y hablo de un nuevo planteamiento, no de reformas superficiales que adornan las campañas electorales…) ¿Y si dejamos de estar adormecidos y resignarnos a esto es lo que hay y nos unimos para reclamar el verdadero cambio que todos anhelamos? Sin entrar a hablar sobre el origen prusiano del sistema educativo tradicional público y obligatorio tal y como lo conocemos en la mayoría de países, la realidad es que tiene bastantes semejanzas con un sistema fabril y que en muchas ocasiones se ha utilizado con algunos intereses de adoctrinamiento más que de aprendizaje significativo, del mismo modo que el miedo es una gran herramienta de control social», sostiene.
«Después de estos meses de ansiedad generalizada el punto de mira no debe ser empezar lo antes posible para recuperar el currículo, si no más bien plantearse cuál debe ser el objetivo final de la educación. ¿El enfoque debe estar solo en logro en materias académicas como alfabetización y matemáticas, (competencias que además se miden con exámenes y etiquetan al alumnado con notas), o podemos ampliar nuestra mirada a permitir el desarrollo integral del niño, tanto en el plano intelectual, como en el físico, pero también en el emocional y en el social?», se pregunta.
«¿Y si dedicamos estos primeros meses a preguntarles cómo han vivido esta experiencia única que recordarán toda su vida, aunque aún no comprendan muy bien su impacto? ¿Y si les preguntamos cómo se sienten, y establecemos la salud mental como primera prioridad? ¿Y si recordamos los trabajos incipientes que habíamos comenzado en lo que a educación emocional se refiere y los potenciamos al máximo en este momento en que tanto los necesitan/necesitamos?», explica.
«Es hora de dejar de estar adaptados a una sociedad tremendamente enferma y empezar a recuperar el humanismo. Quizá el hecho de que nuestros hijos vean cómo hemos ayudado a nuestros mayores o incluso que hemos hecho la compra a nuestros vecinos de riesgo o hemos donado mascarillas u otro material sanitario a quien lo necesitaba sea una de las lecciones más importantes por aprender…», explica..
«Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo». Así lo decía Albert Einstein.
«Del mismo modo que las doctoras las doctoras Mary Packard y Ellen Stone tuvieron una idea para mitigar la transmisión de tuberculosis en el brote que hubo a principios del Siglo XX en EEUU logrando que ningún niño enfermara (propusieron la creación de aulas al aire libre siguiendo las tendencias de países tan fríos como Alemania tal y como explica el artículo del New York Times al respecto `Schools Beat Earlier Plagues With Outdoor Classes. We Should, Too`), deberíamos tener la capacidad de ‘pensar fuera de la caja’ como dice la expresión anglosajona y buscar otras formas de hacer las cosas»- recalca Escacena.
«Abandonemos la presión por las exigencias curriculares ante un año excepcional, los deberes que no hacen más que aumentar las desigualdades entre clases sociales y demos a los docentes la oportunidad de recordar su vocación».
«La vida no está hecha de asignaturas señores, si la ciencia nos dice una y otra vez que los entornos cerrados y con pobre ventilación son aquellos en los que el SARS-Cov-2 se hace fuerte, aprovechemos esta oportunidad de recuperar el contacto con el entorno que nos rodea, apostemos por una educación holística y veamos qué pasa cuando se le deja a un niño construir su propio aprendizaje en base a sus intereses y periodos sensitivos. Dejemos de un lado el catastrofismo (el doomscrolling es uno de los nuevos términos en el campo de la psicología nacidos en la pandemia), seamos capaces de discernir entre información veraz y fiable (y aprovechemos también para enseñar esto a nuestros niños y explicarles los peligros del negacionismo), y acompañemos por una vez a nuestros hijos a maravillarse de observar la lengua de las mariposas», concluye.
Miriam Escacena organizó recientemente la segunda edición del Congreso Internacional Montessori, un evento online que pudo reunir a más de 52.000 personas y 33 ponentes de varios países del mundo por el 150 aniversario de la Dottoressa, y ofrece un curso online gratuito a finales de mes para celebrar el International Day of Peace el próximo 25 de septiembre.