Ante el reciente crecimiento de las compras on line, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recuerda en su revista Dinero y Derechos de septiembre las ventajas que ofrece disponer de una tarjeta prepago como complemento a la tarjeta de crédito tradicional, tanto en seguridad como en ahorro.
Según el Banco de España, cada año se registran algo más de un millón de operaciones fraudulentas con tarjetas, en un 64% realizando compras remotas. El problema es que, si bien la normativa protege a los consumidores afectados, la devolución suele demorarse y, lo que es peor, el usuario no siempre es consciente del fraude. Una forma de limitarlo y controlarlo es utilizar una tarjeta prepago, donde el importe defraudado nunca será mayor que el saldo que se haya cargado previamente.
También son una alternativa para aquellos que tengan miedo a introducir los datos de sus tarjetas en internet o no quieren que se almacenen los datos de su tarjeta habitual en plataformas como Play Store, Apple Store o cualquier otro servicio online que almacena los datos de tarjetas (marketplaces, servicios de televisión en streaming, etc.).
Sus ventajas económicas son igualmente significativas. La mayoría de las tarjetas prepago no tienen cuota anual, ni comisión por recarga o por transferencia (las que la permiten). Es más, suelen permitir sacar dinero de cualquier cajero sin comisiones, dos o tres veces al mes o hasta cierto importe: normalmente hasta 200 euros. Del mismo modo, suelen admitir la posibilidad de transferir dinero fácilmente a otra persona vía móvil (Bizum). E incluso las hay que permiten pagar directamente con el móvil mediante Google Pay o Apple Pay.
Por sus características, este tipo de tarjetas también son muy útiles para proveer de un medio de pago a los hijos, aunque no tengan cuenta corriente; de hecho, son muy fáciles de contratar: basta con descargar en el móvil la app de la cuenta elegida; introducir en ella los datos personales; y autentificar el perfil de cara a la entidad, bien enviando una foto del DNI, bien con una vídeollamada. Otro uso interesante es cuando se viaja fuera, porque no se aplican comisiones por cambio de divisa y tampoco cobran las extracciones de cajeros en el extranjero (aunque sea con un límite y aunque quizás el dueño del cajero sí cobre alguna comisión).
Las tarjetas prepago analizadas por OCU tienen condiciones similares, aunque si se quieren usar para realizar y recibir transferencias, es necesario contratar alguna de las que van vinculadas a una cuenta con IBAN, como N26, Revolut (cuenta estándar), Rebellion Pay o BNC10. Si solo va a usarse para compras on line y le da más confianza un emisor español, Bnext es la mejor opción.