UN DULCE CON MÁS DE 160 AÑOS DE TRADICIÓN
Huevo, harina y azúcar, tres ingredientes básicos, pero con un toque especial que los convierte en un dulce único en el mundo que se caracteriza por su forma redonda (de unos 20cm de diámetro) y sus 10 gramos de peso. Hablamos de las obleas de Pan de Ángel cuyo secreto de éxito está en la masa y en su tradicional proceso de elaboración que permiten dar forma a este producto de la manera más natural, sin conservantes ni colorantes, pero consiguiendo un sabor y una textura inimitables.
Fue en 1974 cuando Fabián Martín, a su regreso de Alemania donde estuvo trabajando varios años, decidió recuperar el oficio que le habían enseñado su padre y su abuelo. Pero no sólo eso, Fabián quiso ir un paso más allá e inicio la comercialización de obleas en todo el territorio nacional. Las obleas ya no se venderían puerta por puerta como hacían sus antepasados, sino que se distribuirían en tiendas, gasolineras y otros establecimientos. Muchos pensaron que era una locura, pero lo cierto es que en todo este tiempo Pan de Ángel se ha convertido en la primera empresa productora de obleas de España con presencia en las principales cadenas de distribución de alimentación. Y no sólo eso, esta empresa, ubicada en la localidad salmantina de Cipérez, ha dado ya sus primeros pasos fuera del territorio nacional y está presente en tiendas de Francia, Portugal, Suiza, México o Alemania.
La vocación innovadora y emprendedora de Fabián Martín ha sido la clave para llegar a convertirse en todo un referente y motor económico de la zona de Vitigudino. Pero en estos más de 40 años hay también mucho trabajo y sacrificio. Los primeros pasos no fueron fáciles. Para elaborar las obleas se empleaban planchas de hierro sobre las que se echaba la masa, se calentaban a fuego y después se extraía el producto del que se recortaban los bordes sobrantes. Un elaborado proceso artesanal que tan sólo permitía hacer 80 obleas al día, una cantidad que hacía difícil cubrir las demandas de venta.
En sus intentos por conseguir un aval con el que poder ampliar el proceso de producción, Fabián Martín se encontró con muchas puertas cerradas, pero su empeño por sacar adelante su idea le llevó a conseguir un crédito de seis millones de pesetas gracias al cual pudo invertir en la primera máquina de realización de obleas y comprar la casa que se convirtió en las primeras instalaciones de Pan de Ángel. Pero en poco tiempo, la nueva adquisición se quedó pequeña para la gran demanda de obleas, lo que le llevó a la compra de una nueva máquina en Austria que le permitía elaborar unas 800 obleas cada día.


El negocio seguía creciendo y con ello la necesidad de aumentar la producción. Así, en 1990, en una visita a una feria alemana, Fabián tuvo la brillante idea de adaptar una máquina de hacer barquillos a la fabricación de obleas. Una idea totalmente innovadora que trasladó a los ingenieros alemanes que tardaron dos años en conseguir poner en marcha aquel “invento”, pero que supuso un gran avance para esta pequeña empresa de Cipérez.
En los años siguientes continuaron incorporándose los últimos avances tecnológicos, pero siempre teniendo especial cuidado en mantener el sabor y la calidad característicos del producto. La última gran ampliación llegó hace dos años con la construcción de las nuevas instalaciones que cuentan con más de 1.500 metros cuadrados. En ellas se ha incorporado una nueva cadena de horneado que permite conseguir una producción de 17.000 obleas cada hora gracias a tres turnos de trabajo que dan empleo a una veintena de personas pertenecientes al municipio.
Sin duda el de Fabián Martín es todo un ejemplo de que la perseverancia, la lucha y el esfuerzo tienen su recompensa. Las obleas Pan de Ángel han sido avaladas por los más prestigiosos premios. Así, en 1999 recibió el Premio Nacional de Empresas y en los años 2000 y 2001 el Máster de Popularidad. El galardón más reciente es el Cecale de Oro que otorga la Confederación de Empresarios Salmantinos (CONFAES) con el que se ha querido reconocer la labor de esta empresa familiar, así como la implicación de su fundador en el mantenimiento y fijación de la población de Cipérez.

 

UN CRUJIENTE BOCADO MUY SALUDABLE
Las famosas obleas artesanas Pan de Ángel son un producto sencillo y a la vez exquisito. El poso de la experiencia de cuatro generaciones da como resultado un producto innovador a la vez que tradicional. Símbolo de amabilidad y fiesta, las obleas se han empleado en ciertas partes de España para obsequiar a las visitas a lo largo de los siglos. En la actualidad, las obleas Pan de Ángel han sido incorporadas al desayuno diario en muchos hogares y constituyen una alternativa al desayuno tradicional. Además, son el complemento ideal de miel, queso blando, leche o mermelada. Hay quienes incluso van más allá y utilizan las obleas para elaborar una exquisita y crujiente tarta de chocolate.
La sencillez y la ligereza de estas obleas artesanas las hacen especialmente recomendadas para niños, ancianos y personas de estómago delicado. La elaboración propia garantiza el empleo de productos naturales de primera calidad, originarios de la tierra. Además, el proceso artesanal mediante el que están elaboradas está avalado por los más estrictos controles de calidad y seguridad alimentaria.
Su textura crujiente y, sobre todo, los dibujos, son los rasgos más característicos de las obleas. Y es que cada uno de estos dulces lleva estampadas las dos caras con dibujos en bajo relieve hechos a mano sobre una placa de hierro. Estos grabados, de forma circular, proceden de fuentes de inspiración variadas: heráldicos o bordados, iconografía popular, estampas… aunque sin duda los más famosos son la Catedral de Salamanca y el típico Botón Charro. Alrededor de este motivo principal y definiendo el perímetro del dulce, aparece una leyenda donde reza el nombre del lugar donde se fabrican las obleas y el nombre del propietario.
Si cuidado es su proceso de elaboración no lo es menos la presentación. Las obleas Pan de Ángel son envasadas a mano y vienen presentadas en bolsas de una o dos docenas. Además, disponen de formatos especiales pera pedidos, cestas o regalos capaces de satisfacer la demanda más exigente. Ofrecen incluso distribución propia en el territorio nacional para grandes pedidos.
Y lo mejor de todos es que en Pan de Ángel se rigen por la máxima de que el precio no tiene por qué estar reñido con la calidad. Por muy poco dinero cualquiera puede incorporar este alimento sano y natural a su dieta. Porque como dijo un médico de la localidad de Cipérez, “Quien come obleas y bebe un vaso de leche al día, llega a 100 años sin pasar por la enfermería”.

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