Una propuesta de la UE estipula que en el futuro las indemnizaciones por retrasos en los vuelos solo se pagarán tras retrasos de cinco, nueve o doce horas, según la distancia, en lugar de las tres horas actuales. Las medidas que se plantean en la UE tienen su fundamento en una propuesta de 2013 para revisar la normativa, y que no se ha debatido hasta finales del pasado año
En 2024, más de 287 millones de pasajeros de toda Europa se vieron afectados por cancelaciones y retrasos en sus vuelos y se prevé que esta tendencia aumente en los próximos años. En la UE, el Reglamento CE 261 ha sido el que ha regulado los derechos de los pasajeros en caso de cancelaciones, retrasos y denegación de embarque durante más de 20 años. Ahora, justo cuando países de todo el mundo intentan emular la CE 261, los consumidores europeos se enfrentan a la posibilidad de que sus derechos se vean degradados por una revisión del Reglamento, impulsada por diferentes grupos de presión del sector.
Una de las medidas estrella para garantizar la puntualidad de los vuelos regulados por la normativa europea es que a partir de las tres horas de retraso -siempre que este sea ocasionado por la aerolínea-, el pasajero tiene derecho a ser compensado económicamente. Tomasz Pawliszyn, CEO de la empresa de tecnología de viajes AirHelp, asegura que «este umbral de tres horas logra un equilibrio justo entre los consumidores y las aerolíneas: es una forma de garantizar la seguridad del pasajero y tener indulgencia con las dificultades que pueden enfrentar las aerolíneas al operar sus vuelos».
Actualmente, los cambios que está barajando la UE para la nueva normativa sólo aliviarán financieramente a las aerolíneas, permitiendo que la compensación solo se produzca por retrasos de 5, 9 o 12 horas, dependiendo de la distancia del vuelo.
Según comenta Pawliszyn, «los beneficios que tiene la CE 261 ha servido para que Europa pueda liderar el sector turístico. Sin embargo, los cambios propuestos harían que Europa tuviera que ceder este liderazgo a otros países como Reino Unido, Canadá, Arabia Saudí, Turquía, Brasil o Estados Unidos, que están cogiendo como base la normativa europea para adaptar sus regulaciones de derechos de los pasajeros».
Además, según AirHelp, generar discrepancias entre los parámetros de la UE y otras jurisdicciones provocaría mayor confusión en los pasajeros, en lugar de facilitarles una información clara.
El objetivo de los ministros de Transporte de la UE es permitir más retrasos y que las aerolíneas paguen menos compensaciones
Las medidas que se plantean en la UE tienen su fundamento en una propuesta de 2013 para revisar la normativa, y que no se han comenzado a debatir hasta finales del pasado año. De hecho, los ministerios de Transporte y Justicia de países europeos como Alemania ya están retomando el tema a nivel federal para, posteriormente, trasladarlo al «Grupo de trabajo del Consejo sobre transporte aéreo» a nivel europeo.
Aumentar de tres a cinco las horas de retraso que tiene que sufrir un pasajero para recibir una indemnización económica, «solo serviría para maximizar las ganancias de las aerolíneas, sin importar el bienestar de los consumidores», comenta el CEO de AirHelp.
Según estimaciones de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), los ingresos del sector en 2024 ascendieron a los 940.000 millones de euros, lo que supone un aumento del 6,2% respecto al año anterior. Por otro lado, un análisis de AirHelp determina que el coste de la compensación oscila entre 0,58€ a 1,17€ por pasajero.
Basándose en estos datos, Tomasz Pawliszyn apunta que «a pesar de que las aerolíneas afirman que la normativa representa una carga económica para ellas, ninguna ha presentado datos concretos para respaldar estas afirmaciones.»
La regla de las tres horas obliga a las aerolíneas a optimizar sus tiempos de escala, sus programas de mantenimiento y la disponibilidad de la tripulación. Esto conlleva un mejor uso de la infraestructura aeroportuaria y reduce la necesidad de programar vuelos adicionales como compensación. Además de mantener la eficiencia de la industria de la aviación en la UE, esto supone también que no haya un extra de emisiones de CO₂ proveniente de estos vuelos, lo que garantiza una estabilidad sostenible en el sector.
«Nuestros datos muestran que cambiar la normativa propuesta significa que más del 80% de los vuelos afectados por retrasos ya no cumplirían las condiciones para que sus pasajeros tengan derecho a compensación. Esto dejaría a los pasajeros totalmente desamparados y eliminaría el estímulo para que las aerolíneas minimizaran sus retrasos», comenta Pawliszyn.