Empresaria, conferenciante, mentora ejecutiva y autora, pero sobre todas las cosas una mujer con alma de gladiadora que se ha convertido en una de las empresarias vascas de mayor éxito. Así el Loida Primo, autora del libro “Gladiador o Esclavo: Tú decides”, una obra que recoge reflexiones y aprendizajes personales en el mundo empresarial. Su visión clara e innovadora del éxito empresarial y personal se fundamenta en la actitud ante la adversidad. Gestión de conflictos, resiliencia, y superación son algunos de los temas que domina a la perfección y de los que hoy nos haba en esta entrevista concedida a Revista Negocios.
Un año después de que la pandemia llegase a nuestras vidas son muchos los empresarios que atraviesan una situación muy complicada. ¿Es posible conseguir ser positivos en una situación así?
Yo creo que sí es posible. Quizás sea complicado, y para algunas personas más que para otras, pero sí, es posible. Sobre todo, si se tiene fe en uno mismo, si crees en lo que haces y estás comprometido con ello. Yo soy una persona positiva por naturaleza, pero creo que también es una característica que se puede trabajar, que se puede entrenar.
Y si nos ponemos en la piel de los trabajadores, ¿cómo se logra convivir con la incertidumbre que está generando a nivel laboral la pandemia?
Con resiliencia. Si algo nos ha demostrado la pandemia es que el mundo está en constante cambio y que tenemos capacidad para adaptarnos a él. La incertidumbre provoca miedo y el miedo puede paralizarnos. Esa quietud es la que tenemos que evitar. Porque incluso aunque nos obliguen a parar, tenemos que conocernos para saber los recursos que tenemos para seguir activos. Yo creo que las personas que dirigen empresas y organizaciones tienen que estar más atentas que nunca para detectar el talento de sus trabajadores. Para valorar y fomentar la iniciativa, la motivación. Para hacer que se sientan parte integrante del equipo, valorados, que sepan focalizar la energía de su equipo hacia un bien común. Y del mismo modo, los trabajadores tienen que ofrecer su potencial, sentirse alineados con el propósito de la compañía para la que trabajan. Si se sienten valorados y apoyados, querrán dar su mejor versión para moverse en la misma dirección, para sumar.
Creo que este es un buen momento para que se disipen las diferencias entre empresa y trabajador, para llegar a entender que ambos forman parte del mismo puzle y ambos son necesarias para formar la imagen final.
Por eso, cuando trabajo con las empresas, me centro en conocer y en hacer que sus líderes conozcan todo el potencial de sus trabajadores, en ver aquello que se puede mejorar, potenciar y si es necesario cambiar, sin miedo. Porque a veces tenemos que desaprender para aprender.
Tampoco parece un buen momento para emprender. ¿Cómo vencer el miedo a dar ese paso en estas circunstancias?
Siendo conscientes de nuestra realidad. Hay muchas maneras de emprender y no siempre supone que tengas que hacer un cambio radical en tu vida, arriesgando grandes capitales o áreas de tu vida estables. Mucha gente tiene miedo a emprender porque lo asocia con dar el gran salto, con dejar atrás todo lo que tenía hasta ahora y empezar una nueva aventura desde cero. Y creo que ese es un grave error. Porque emprender es dar el primer paso, que puede ser formarte en alguna área o materia relacionada con tu proyecto, empezar a moverte en círculos alineados contigo y lo que quieres hacer, hacer estudios de mercado, un plan financiero, etc. Y quizás, previo a todo eso está conocerte de verdad, saber cuál es tu propósito, qué pretendes conseguir y para qué. No se trata de tener una idea magnífica y al día siguiente levantar la persiana de tu negocio. Pero tampoco debemos permitir que el miedo o la incertidumbre nos empujen a abandonar esa idea. Hay que ponerla en valor, sentirla y entender si es realmente nuestro propósito, porque ese puede ser el motor de arranque y una vez en camino, puedes empezar a marcar tu propio ritmo, según tus recursos y circunstancias. Pero lo importante es no permitir que el miedo nos paralice. No se trata de carecer de miedo, se trata de perderle miedo al miedo.
Así a grandes rasgos ¿Qué necesitan las empresas para triunfar?
Hoy en día, más que nunca, es fundamental hacer las cosas de manera diferente. Y no siempre se trata de hacerlas mejor, sino de marcar la diferencia. Como dijo Albert Einstein: «Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo». En la actualidad, la clave del éxito es marcar la diferencia.
Y los líderes tenemos que concienciar a nuestro equipo de que «ya no vale lo mismo de siempre». Si nuestro entorno ha cambiado, nuestra situación personal y profesional ha variado, si el mundo está cambiando, nosotros también tenemos que hacerlo y no podemos seguir haciendo lo mismo de siempre. Tenemos que hacer las cosas de manera distinta para triunfar.
Hablando de liderazgo: ¿qué cualidades son necesarias para convertirse en un buen líder? ¿Cómo se trabaja para conseguirlo?
Para mí, un buen líder tiene que ser valiente, que eso no significa no tener miedo, sino aprender a convivir con él y superarlo en los momentos decisivos. Creo que tiene que saber escuchar y hacerlo de forma activa, con la predisposición a aprender de los demás.
También debe tener la capacidad de adaptarse a los cambios.
Tener claro su propósito y ser capaz de transmitirlo, proyectarlo y conseguir que su equipo lo sienta como propio. Y para ello, es fundamental que los líderes trabajemos la comunicación, tanto interna como con los demás.
En el caso de la mujer, ¿sigue habiendo reticencias en las empresas para asumir que ellas también pueden liderar?
Creo que todavía quedan algunas reticencias por eliminar, basadas la mayoría en creencias limitantes que la sociedad aún arrastra. Pero la experiencia nos está demostrando que son eso, creencias limitantes que hay que desmontar, porque no hay mejor demostración del caminar que andando. Y en la actualidad, hay muchas mujeres que lideramos equipos directivos de grandes compañías, algo que se está aceptando con normalidad.
Además de en liderazgo, eres experta en gestión de conflictos. ¿Cómo se identifican y de qué manera se trabaja para solucionarlos?
Con capacidad de observación, con empatía, con escucha activa. Cuando entré a trabajar en la empresa familiar, hace más de 24 años, con una estructura de empresa muy vertical, propia de los tiempos, lo primero que hice fue ir a hablar con los trabajadores. Me presenté y quise que se presentaran, dándome sus nombres y apellidos. Quería conocerlos y escucharlos. Porque sabía que los conflictos que teníamos se habían quedado estancados en la línea ascendente que marca el liderazgo vertical. Y por ello siempre abogo por el liderazgo horizontal. Ese es uno de los principales obstáculos que me encuentro en las organizaciones con las que trabajo; la sensación que tienen muchos trabajadores de que la comunicación nunca llega al “piso de arriba”. Y reitero la importancia de que cada organización se ocupe de resaltar el talento dentro de su equipo.
Hablabas antes de resiliencia. ¿Qué esconde esta palabra tan de moda y a la vez tan desconocida?
No creo que esconda nada, al contrario, creo que ha salido a la luz de una forma brusca e inesperada debido a la pandemia. Muchas veces tememos a los cambios porque nos acomodamos, porque nos acostumbramos a lo que tenemos, porque incluso a veces pensamos que es lo que nos ha tocado vivir y nos resignamos sin luchar.
Pero la pandemia nos ha obligado a cambiar, y lo ha hecho sin reparos, sin tener en cuenta nuestro conformismo, nuestra situación personal o laboral, nuestras creencias limitantes. Y hemos visto que tenemos esa capacidad de adaptarnos a los cambios, gestionarlos e incluso sacar provecho de ello. Es cierto que no todo el mundo ha sabido cómo hacerlo, y por eso creo que es más necesaria que nunca la ayuda de personas resilientes, personas que hemos podido pasar por situaciones similares, que hemos recorrido el camino que se abre ante nosotros de repente, porque podemos ofrecer recursos y herramientas que otros desconocían y que ya sabemos cómo utilizar, porque lo hemos hecho con anterioridad.
¿Qué importancia tiene el autoconocimiento en todos estos procesos de superación y consecución de objetivos?
Es fundamental. El conocerse a uno mismo es la pieza clave en la vida, tanto para objetivos profesionales como personales. Ya no solo el saber cómo eres, sino qué es lo que quieres. Siempre digo que tenemos que ser fieles a nuestros principios y valores, por eso, es fundamental que nos preocupemos en conocerlos, en conocernos, para que podamos mirarnos al espejo e identificarnos con lo que pensamos y lo que hacemos.
Hablemos ahora de ti. “Loida Primo, alma de gladiadora”: ¿quiere esto decir que el camino hasta llegar donde estás hoy no ha sido fácil?
Cuando uno echa la vista atrás y ve todo el camino recorrido, posiblemente se dé cuenta de las dificultades que ha encontrado. Mi experiencia personal y profesional no ha sido fácil, por diferentes circunstancias. Como cuento en mi libro, empecé a trabajar en la empresa familiar, dispuesta a cambiar muchas cosas, algunas de ellas de una forma drástica, con el objetivo de optimizar los recursos. Al hecho de llegar con una propuesta disruptiva, tenemos que sumar una situación política que puso duras trabas en mi camino, como el hecho de ser amenazada por una banda terrorista. Me enfrenté a trabajadores, sindicatos e incluso a mi padre, quien fue mi mentor y al que estoy realmente agradecida. También me enfrenté al miedo de salir a la calle. Aprendí a normalizar el miedo y a convivir con él, nunca permití que ese miedo me paralizara, porque tengo alma de gladiadora.
¿En qué consiste tu trabajo como mentora ejecutiva? ¿Cuál es tu método de trabajo?
Mi labor es acompañar a las empresas y compañías que necesiten ver ese cambio que desean para optimizar sus recursos, para sortear obstáculos, para mejorar su organización y su rentabilidad. No puedo decir que tenga un “manual” que sigo a rajatabla, pues el primer ejercicio que llevo a cabo es el de conocer en profundidad la entidad con la que voy a colaborar. Necesito que me digan no solo lo que hacen, sino para qué lo hacen. Y ese proceso es muy revelador, incluso para las propias personas directivas con las que trabajo.
¿Quiénes pueden contratar tus servicios?
Cualquier empresa u organización sensibilizada con el cambio, dispuesta a afrontarlo, que necesite adaptarse a este nuevo escenario con el acompañamiento de una empresaria que ha vivido, y vive, diferentes escenarios de cambio desde la experiencia y las nuevas metodologías aprendidas e implementadas, tanto en sus propias organizaciones como en grandes empresas de este país, como Banco Santander, Iberdrola o grupo Uvesco, por ejemplo.
Trabajo con las personas responsables del departamento de recursos humanos, con gerentes de compañías, personas de cargos directivos que se comprometen con el cambio, que están dispuestas a marcar la diferencia, con el acompañamiento de una persona que ha recorrido con anterioridad el mismo camino que quieren empezar a andar.
Los buenos resultados obtenidos y el alto grado de satisfacción que me transmiten mis clientes me anima a seguir creyendo en mi acompañamiento y en mi propósito, que es continuar ayudando y facilitando el cambio entre los líderes.
Para aquellos que quieran adentrarse en este mundo, ¿les recomendamos tu libro “Gladiador o Esclavo: Tú decides”? ¿Por qué, qué pueden encontrar en él?
En este libro he intentado contar todo lo que sé, en base a mi propia experiencia, a los conocimientos adquiridos a través del estudio y la formación en nuevos enfoques emergentes, y a las enseñanzas que me transmitió mi padre y mentor. Todo ello está reflejado en tres partes, que he diferenciado como “Lo que don Carlos me contó”, “Lo que yo viví”, y “Las enseñanzas de Mr. Johnson”.
Las dos primeras partes muestran mis propias vivencias, mis sensaciones. La tercera parte aborda las cuestiones técnicas y estratégicas de la gestión eficaz en el mundo actual, tan lleno de incertidumbre.
En realidad, no es una división en tres partes diferenciadas, pues he querido mostrar mi recorrido empresarial, profesional y personal haciendo un análisis de lo vivido y aprendido en mis 24 años de experiencia.