Si hay un sector que está recuperando el pulso y ritmo mucho antes, ese es el sector de la construcción.
A las ofertas de nuevas promociones a la venta y al movimiento de la compraventa de segunda mano, se une el mundo de la reforma, que actualmente ya se encuentra por encima de las cifras con las que cerraba 2019, con una capacidad de creación de empleo que lleva un ritmo superior al centenar de profesionales cada mes.
Ha sido, también en parte, la vacunación la que ha disparado la ejecución de muchos presupuestos que comenzaron a pedirse ya desde 2020 al ver las necesidades derivadas de la nueva forma de entender los espacios en casa. El verano, para muchos, es además el momento clave para estar fuera mientras se desarrolla, aunque de cara al otoño se espera que sea mucho más clara la tendencia por la vuelta a la oficina o los modelos de trabajo híbridos.
El teletrabajo, los espacios de estudio, el tiempo en familia y las horas en casa son la clave para que se detectaran las carencias o las mejoras que permitirían sacar mejor partido a los metros de vivienda.
Y ahí, justo ahí, es donde comienza el proceso de reforma. En la mente. De hecho, atendiendo a cifras, 4 de cada diez viviendas optan por este tipo de propuesta antes de plantearse el cambio.
Y todo tiene una razón: nadie como uno mismo conoce el espacio y necesidad, las comunicaciones, el barrio y el resto de ventajas del domicilio propio. Precisamente por eso es por lo que es clave contar con profesionales capaces de llevar al papel y luego a la realidad lo que se tiene en mente.
“Es clave que se tenga claro lo que se quiere para saber cómo poder desarrollarlo, los materiales necesarios, los profesionales implicados en el proyecto y, sobre todo, para evitar chapuzas” explican desde LoMills Reformas, referentes del sector.
Da igual de dónde venga la inspiración, la clave está en comunicar con los profesionales cómo poder llegar a algo semejante y dejarse aconsejar.
Tres claves básicas para que salga bien
La clave para que una reforma se desarrolle sin complicaciones y tenga un final perfecto son tres:
- Tener claro lo que se va a hacer para que los profesionales no tengan dudas. Es primordial ser capaz de explicar cuál es el objetivo de la reforma y mostrar, si es posible, de dónde ha venido la inspiración si existieran fotos (internet, revistas, fotos, etc.) Solo así el profesional podrá explicar las opciones y diseñarlo.
- No buscar solo el precio sino la calidad. A veces la tentación pasa por abaratar los costes de productos y servicios, pero, en el medio plazo, eso pasa factura. No es lo mismo una tarima de una calidad media que una que se marca con pisarla, por ejemplo, ni un lavabo de calidad o uno de materiales que se van estropeando…
- Ponerse en manos de profesionales con aval. Si no se quieren sorpresas, lo mejor es no jugársela y ponerse en manos de profesionales, con experiencia y con un conocimiento de su profesión que garantice que los resultados serán los pactados y en el plazo previsto. Además, se encargarán de los permisos, si hicieran falta, y de las certificaciones.
Pese a todo esto, pueden surgir sorpresas al comenzar la reforma. Basta echar un poco de paciencia y un poco de comprensión para que todo salga a pedir de boca.
¿Dónde suele irse la mayor parte del presupuesto en una reforma?
Sin duda, si se tiene que poner precios, el baño y la cocina suelen llevarse casi la mitad del presupuesto de una reforma integral. Más allá de electrodomésticos, hay que pensar en la fontanería, en la grifería, en el alicatado y en paredes completas recubiertas que pocas veces son solo pintura.
A partir de ahí, los suelos, el cambio de ventanas, los tabiques o incluso el cambio de carpintería de puertas y armarios suelen ser más económicos de lo que muchos se piensan.
Pese a que las reformas suelen partir de los 1000 euros, la media española sitúa el presupuesto de una reforma integral en los 10.000 euros. Eso sí, quien opta por este tipo de apuesta y de lavado de cara, estrena casa.