Franceses, alemanes y belgas descubren en Xàtiva, Ontinyent o Fontanars dels Alforins fincas históricas rodeadas de viñedos, olivos, almendros y caquis

La ‘Toscana Valenciana’, como se conoce popularmente al eje que forman Xàtiva, Ontinyent, Fontanars dels Alforins, Moixent o La Font de la Figuera, se ha convertido en uno de los enclaves con mayor proyección para el comprador europeo que busca algo más que una vivienda, un estilo de vida pausado, conectado con la naturaleza, pero sin renunciar al confort moderno. La demanda de franceses, alemanes, belgas y suizos ha crecido notablemente en esta zona, atraídos por fincas con historia, paisaje agrícola y excelente conexión con el Mediterráneo.

Arquitectura con alma y terrenos productivos
Muchas de estas propiedades son casas solariegas y masías de los siglos XVII y XVIII, rodeadas de viñas, olivos, almendros y caquis, y en ocasiones con bodegas antiguas o cultivos activos. La zona de Terres dels Alforins se ha consolidado como un referente vitivinícola y un paisaje agrícola de alto valor.

Un buen ejemplo de ello es Finca San Agustín, en Ontinyent. La finca cuenta con una capilla del siglo XVIII y está rodeada de campos con diversos cultivos. Además, dispone de licencia turística, lo que convierte esta casa en una destinación especialmente atractiva para el ecoturismo.

Estas fincas no solo son un refugio personal, cada vez más compradores las ven como una oportunidad real de explotación en el sector del ecoturismo. La demanda de experiencias auténticas, en entornos tranquilos, pero conectados, está en auge. Alojamientos rurales, pequeños complejos boutique o estancias para desconectar, trabajar en remoto o simplemente vivir a otro ritmo, están encontrando en la Toscana Valenciana un lugar perfecto.

«Muchos de nuestros clientes internacionales buscan una conexión real con el entorno, sin renunciar al confort. El modelo de vida aquí no es rural como tal, es simplemente más «slow-paced». Por ejemplo, Ontinyent es una ciudad con todos los servicios: complejos deportivos, centros comerciales, cines o colegios internacionales», explica Romik Asatryan, director de K&N Elite en Valencia. «La Toscana Valenciana ofrece autenticidad y calidad de vida, pero también inversión con sentido», añade.

Precios y valor agrícola: el terreno como activo
El mercado de estas fincas históricas se está moviendo en rangos cada vez más altos. Según datos de K&N Elite, el precio de las casas en la zona varía entre los 600.000 y 1.300.000 euros, en función del estado de conservación, rehabilitación y extensión. Pero si se incluyen los terrenos agrícolas anejos, el valor puede superar fácilmente los 2.000.000 de euros, especialmente si se trata de explotaciones activas con viñas, caquis u olivos, productos con una demanda creciente tanto en el mercado nacional como internacional.

«En esta zona, muchas veces el valor real está en el terreno, no solo en la edificación. Los compradores lo saben y buscan propiedades que les permitan combinar residencia con explotación sostenible o turismo rural de calidad», apunta Asatryan.

Slow living bien conectado
A menos de una hora del mar y con acceso fácil a Valencia o Alicante por tren o autovía, la zona reúne todas las condiciones para quienes quieren una vida más pausada, sin perder conexión con el mundo. Y esa es, precisamente, la clave de su éxito: un entorno con historia, belleza y potencial económico, que permite vivir con calma, pero no en aislamiento.

La Toscana Valenciana ya es una realidad consolidada en el mapa europeo del nuevo lujo inmobiliario: el lujo de vivir bien, vivir con tiempo y vivir conectado con la tierra.

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