La infertilidad preocupa más que la COVID-19 a millones de personas que quieren tener hijos y tienen problemas de fertilidad. Según un estudio multicéntrico realizado en 5 diferentes clínicas de Estados Unidos, el 56% de las mujeres tratadas por infertilidad fueron diagnosticadas con depresión, y el 13% de ellas necesitaba medicación antidepresiva.
Sobre esta base, otro grupo de investigadores estadounidenses realizaron un estudio para conocer el efecto de la pandemia del coronavirus en la percepción subjetiva de la infertilidad. Realizado en tres fases: antes de la pandemia (enero), a su inicio (marzo) y en pleno desarrollo (abril), los resultados señalan, independientemente de la fase, que para las personas que quieren tener hijos, el principal motivo de preocupación es la infertilidad.
De hecho, en el inicio de la pandemia y por orden de importancia, el principal factor de estrés fue la infertilidad, seguida por una preocupación laboral y económica y, en tercera posición, el coronavirus. En las dos fases siguientes, el coronavirus ocupó la segunda posición, tras la infertilidad. Solo el 6% de las mujeres entrevistadas opinó que los tratamientos de fecundación in vitro (FIV) y otras técnicas de reproducción asistida tendrían que ser aplazados para después de la pandemia.
El doctor Jan Tesarik, director de la clínica MARGen de Granada y autor de un estudio sobre los beneficios y riesgos de diferentes intervenciones de reproducción asistida en el tiempo de COVID-19, ha alertado desde el inicio de la pandemia del error que supone exagerar los riesgos de la COVID-19 en relación con la reproducción asistida.“La COVID-19 -afirma- es un problema temporal que viene y se va y no debe condicionar la calidad de vida de las mujeres que desean ser madres y necesitan una ayuda médica antes de que sea demasiado tarde”.
Según el científico granadino“ahora debemos recuperar el tiempo perdido, provocado por las restricciones de movimientos durante la pandemia, y mejorar la calidad y eficacia de todas las intervenciones con el fin de alcanzar la máxima efectividad en términos del costo por niño nacido para las personas con problemas de fertilidad».