La Asociación Europea de Proveedores de Automoción (CLEPA) y la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) han adoptado conjuntamente un “Código de conducta empresarial frente al COVID19”, con el objetivo de promover que la actividad en la industria de automoción se reanude rápidamente y sin problemas.
El ecosistema de automoción se asemeja a un complejo aparato de relojería y, corremos el riesgo de que el estancamiento actual y sin precedentes de las operaciones, dañe gravemente a una industria próspera, innovadora y competitiva. Para salir con éxito de la crisis del coronavirus será necesario el intercambio puntual de información crítica y apropiada, asegurando que todos los actores de la cadena de valor puedan planificar y actuar de la manera más eficaz posible. Es por ello que el Código de Conducta contiene capítulos sobre la salud y seguridad en el lugar de trabajo, una comunicación oportuna, requisitos contractuales y una coordinación de la reanudación de la actividad.
“Si bien la seguridad y el bienestar de nuestras comunidades siguen siendo la primera prioridad, un reinicio a tiempo y bien coordinado del sector, es de suma importancia para mitigar el impacto de la crisis del COVID19 en la sociedad. El código de conducta conjunto de la industria de automoción, marcará una gran diferencia en este proceso”, apunta Sigrid de Vries, Secretaria General de CLEPA.
“Nuestro compromiso es salir de la crisis aún más fuertes y todos los que participan en la cadena de valor tienen una responsabilidad compartida en la gestión del relanzamiento de la industria de una manera sostenible. El Código de Conducta empresarial ofrece a los fabricantes y proveedores una orientación esencial sobre el planteamiento necesario para superar la crisis del COVID19”, destaca Eric Mark Huitema, Director General de ACEA.
13,8 millones de europeos trabajan directa e indirectamente en la industria de automoción. Como consecuencia de la crisis, más de 1,1 millones de empleados de los fabricantes de automóviles están en situación de regulación temporal de empleo, y tanto la cadena de suministro como los concesionarios están también gravemente afectados. Se estima que la pérdida de ingresos corresponderá a porcentajes de dos dígitos y que la incertidumbre sigue siendo alta en cuanto a la rapidez con la que el sector podrá recuperarse. La industria, en estrecha coordinación con las autoridades públicas, está tratando de reiniciar gradualmente la fabricación en las próximas semanas.
Como se estipula en el Código, el COVID19 representa un desafío global sanitario, social y económico con un grave impacto potencial en las personas, las empresas y los países. La minimización de los riesgos para los empleados y la comunidad en general debe tener siempre la máxima prioridad. El trabajo conjunto contra la crisis COVID19, con espíritu de colaboración y cumpliendo con las leyes de competencia aplicables, conducirá a los mejores resultados posibles para proteger a las personas y minimizar el daño económico.