La comunicación es clave entre médicos y pacientes en los entornos sanitarios. El poder comprender perfectamente lo que se dice es prioritario para poder seguir las instrucciones en salas de resonancias magnéticas, ultrasonidos o quirófanos híbridos.
Como estas salas tienen que estar bien aisladas por sus radiaciones, es habitual que se use en su separación hormigón, metal e incluso plomo, que son superficies duras y reflectantes.
Es precisamente en los quirófanos dónde más importante se torna todo esto porque comprender las órdenes de todo el equipo médico que interviene en las operaciones es vital. Dado que trabajan en espacios amplios, poco amueblados y con mascarillas, es todo un reto para quienes diseñan su acústica por los problemas de reverberación que puede haber y que complicaría la comprensión.
Por otro lado, los espacios de diagnóstico son espacios en los que se toman decisiones cruciales de cuya precisión depende la salud de los pacientes, que a menudo se encuentran gravemente enfermos y lejos de su zona de confort para ser conscientes de quién les habla y qué les dice. Estos recintos, por lo tanto, deben de estar diseñados de tal forma que faciliten una comunicación clara, que evite tener que forzar la voz, para así minimizar el riesgo de errores.
Un tiempo de reverberación demasiado elevado, tal como apuntan todos los estudios, difumina el mensaje. “Las vocales tienen mucha energía porque nada impide el sonido cuando salen frente a la dificultad que tienen las consonantes. En un entorno como un quirófano, esto se multiplica con el ruido de la sala” explican desde Ecophon, quienes desarrollaron recientemente una mejora en el Hospital Regional de Sundsvall (Suecia)
La historia del Sundsvall y su acústica
Cuando se ordenó la construcción del nuevo centro quirúrgico que releva el que se había quedado obsoleto y que fue construido en los años 70, se hizo un estudio preliminar para buscar la máxima vigencia de las nuevas instalaciones en el futuro. Así, se renovaron 17 salas de operaciones existentes y se sumaron 14 nuevas, incluyendo un quirófano híbrido de 105 metros2 que permite que se realicen in situ radiografías, ultrasonidos e incluso resonancias magnéticas.
La primera solución inicial, basada en módulos, no cumplió ni siquiera con las exigencias acústicas legales para entornos sanitarios del país ya que la reverberación supera los 2 segundos cuando el límite según la norma sueca es de 0.6 segundos.
La solución pasó por cambiar los techos de metal por un techo acústico poroso de fibra de vidrio con clase de absorción A que también cumplía con las exigencias de higiene en cuanto a limpieza y desinfección. En algunas de las salas se logró que el tiempo de reverberación se redujese incluso a la mitad.