Más de 4 millones de niños disfrutan cada año de alguna de las diferentes actividades que organizan las entidades dedicadas al ocio y más especialmente de los campamentos de verano. Este dato tan impactante saltaba a los medios a finales del mes de abril, cuando el Colectivo Nacional de Campamentos lanzaba su manifiesto con la intención de ayudar al Gobierno para afrontar la difícil tarea de regular como seria este verano los campamentos para los niños. Durante este periodo se ha estado trabajando desde este Colectivo para buscar ese consenso y con un objetivo muy claro, tratar de crear un marco regulador único para evitar 17 modelos de campamento ante la crisis del COVID19
La situación actual, es muy diferente a lo esperado, “A día de hoy, no sólo no hemos conseguido hacer un protocolo claro y único para saber como debemos trabajar, es que a penas 4 Comunidades han sacado algún documento que nos ayude a saber las condiciones en las que debemos hacerlo” Son palabras de José Manuel Fernández, Portavóz del Colectivo Nacional de Campamentos. “Estamos a quince días de abrir la temporada y nos han dicho que cada entidad debe hacer su propio protocolo de medidas y presentarlo a la autoridad sanitara que nos corresponda, algo que nos parece inaudito y desconcertante ya que, nosotros hacemos campamentos, no somos técnicos en sanidad.” Aun así, el Colectivo, creó un primer protocolo el pasado 12 de Mayo con medidas para que sirviera de guía para las autoridades, pero que “ha sido ignorado en numerosas ocasiones” según indica su portavoz.
A día de hoy, la situación es alarmante, según los datos que maneja el Colectivo, el 40 % de las empresas organizadoras de Campamentos no abrirán sus puertas este año y de estas cerca del 60% están abocadas a un cierre definitivo. Las pérdidas acumuladas hasta junio, rondan el 70 por ciento de la facturación anual y, en el mejor de los casos, la mayoría de las empresas solo podrán hacer campamentos con la mitad de sus aforos. Los cálculos del Colectivo rondan los 110.000 puestos de trabajo directos, pero además “el impacto de nuestros campamentos sobre poblaciones pequeñas de la España Vaciada es inmenso, hay miles de familias que obtienen una importantísima cantidad de sus ingresos de nuestra presencia en los pueblos, así como el comercio local y los distintos proveedores con los que trabajamos.” Indica Fernández.
Los campamentos creen que ha llegado el momento de reunirse con el gobierno y estudiar medidas de apoyo a un sector que tiene un impacto trasversal en la sociedad y por tanto, solicitan de manera urgente establecer puntos de encuentro con las instituciones para estudiar dichas medidas.