Ser mujer y autónoma es un acto heroico, no solo por la situación que rodea a la actividad económica que desarrollan, sino también por la carga de trabajo que soportan en el ámbito familiar debido, en gran medida, a los roles tradicionales de género que impiden una verdadera corresponsabilidad social.
En relación con el ejercicio de la actividad por cuenta propia, coexisten una serie de características que ponen de manifiesto la brecha de género existente en el trabajo autónomo:
- La media de horas que trabajan es de 13,5 horas diarias.
- Si nos referimos a las trabajadoras autónomas, personas físicas, de las 735 mil, más del 85% han estado cotizando en la base mínima.
- La pensión media es de 697€, mientras que la de los varones se ha situado en 953€.
Es cierto que en los últimos años se ha avanzado mucho en esa materia, pero sin duda estamos a años luz de tener una verdadera igualdad de género entre personas trabajadoras autónomas. En este sentido, no se trata únicamente de poner de relieve lo que ya sabemos o de dar datos que lo corroboren, se trata de dar visibilidad a una realidad que venimos denunciando incansablemente.
Es imprescindible seguir avanzando, pero no exclusivamente un día, ni desde un punto de vista mediático o publicitario; se deben desarrollar verdaderas políticas de igualdad entre hombre y mujeres.
Eduardo Abad, presidente de UPTA, “la organización que represento está especialmente sensibilizada con las políticas de igualdad. El 67% de la plantilla de UPTA, son mujeres. Los salarios son exactamente los mismos que los de los trabajadores, además, los puestos de responsabilidad y de dirección están mayoritariamente ocupados por mujeres, representan el 65%… y es que la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos es una organización socialmente responsable”.