Ibermática como empresa ha lanzado multitud de iniciativas para combatir la crisis sanitaria desde diferentes frentes, pero también algunos de sus profesionales, de forma particular, altruista y por decisión propia, están aportando su granito de arena en esta cruzada. Es el caso de Luis Melgar, que ya ha fabricado cerca de un centenar de pantallas de protección facial en casa con su impresora 3D para los colectivos que más las necesitan. Ibermática le facilita el plástico con el que las prepara.
Luis Melgar forma parte de la plantilla de Ibermática desde hace 16 años, como analista programador, y actualmente trabaja en el desarrollo del nuevo TPV para la venta del cupón de la ONCE. Ahora, desde que estalló la crisis sanitaria por la pandemia provocada por el Covid-19, también forma parte de uno de los grupos que se han creado de manera espontánea en el país para ayudar a combatir el coronavirus.
Tal y como explica el propio Luis, “vi en las noticias la información sobre la falta de equipos de protección. Observé en qué consistían las máscaras y lo primero que se me ocurrió fue imprimirlas. Me metí en internet a buscar modelos y comprobé que ya se habían formado grupos para su fabricación, así que me uní a uno de ellos de Vallecas”. Melgar ha fabricado alrededor de cien unidades, su grupo de Vallecas ha entregado unas 4.000 y en todo Madrid se han terminado cerca de 53.000.
Luis explica que hay varios modelos y que cada uno tiene su proceso y su tiempo de elaboración: “Fundamentalmente hay dos. Uno está homologado por la Comunidad de Madrid, hay que imprimirlo de uno en uno y se tarda unas 4 horas. Es muy versátil porque permite levantar la visera, pero complicado y lento de imprimir. Y hay otro más simple, que al ser simétrico se puede imprimir apilado junto a otros, varios a la vez. Con este modelo se pueden fabricar 4 viseras cada 6 horas, pudiendo pasar toda la noche imprimiendo”.
MODELO INICIAL
MODELO SIMPLIFICADO
Melgar matiza que este proceso se podía demorar, en caso de atasco o pequeña rotura. “Mi impresora no es muy buena, más bien de aficionado, y necesita mucho mantenimiento, así que cada pequeño contratiempo podía conllevar un parón hasta que conseguía el recambio o reparar el fallo. Pero sé de compañeros que han llegado a fabricar 20 pantallas de protección facial diarias”.
Además de este tipo de máscaras protectoras, el grupo de Luis también ha fabricado muchos “salvaorejas”. “Son unas piezas con forma de espina que se usan para sujetar las mascarillas por detrás del pelo en vez de en las orejas. Eso evita las marcas y la irritación por llevarlas puestas todo el día. Algunas las imprimimos con mensajes de ánimo para los sanitarios o con nombres de personajes de cine para que escogieran su favorito. Algunos nos han dicho que les dan mucho ánimo”. “Incluso hubo alguna por encargo. ¡Hay mucho aficionado a Star Wars en los hospitales!”, exclama riendo.
La tarea de la distribución
Si bien de momento ha parado la producción, ya que “afortunadamente los hospitales ya tienen suministro suficiente y habíamos acumulado mucho stock”, el grupo de Luis continúa distribuyendo piezas porque salen pequeños pedidos para tiendas, supermercados, etcétera. “Al principio las entregábamos en comisarías de policía y farmacias, que se ofrecían voluntarias para servir de punto de almacenamiento. Las llevábamos nosotros personalmente y a más de uno nos pararon en un control, pero al explicar lo que hacíamos y ver las viseras en el asiento, no había mayor problema. A veces hasta se las quedaba la misma policía y nos ahorraban el viaje”.
Melgar recuerda que “hasta llegamos a contar incluso con la colaboración de un parque de bomberos que hacía de almacén central para todo Madrid. Luego nos dimos cuenta que era mejor la distribución a nivel más local. Más rápido y efectivo. Concretamente en Vallecas hay un taxista que nos recoge las viseras en casa y las lleva a los sitios donde van a ser usados”.
En cuanto a la elección del grupo al que entregar los lotes, explica que han publicado en Internet un formulario en el que las instituciones que necesitan máscaras piden la cantidad que estiman necesaria. “Nosotros las damos según orden de llegada, pero nunca hemos tenido problemas de stock. Producíamos una barbaridad. También dábamos directamente a conocidos que trabajaban en hospitales que nos las pedían. Es el mejor sistema porque van directas a los usuarios sin tener que gestionar un traslado”, subraya.
La ayuda de Ibermática
Luis Melgar agradece la respuesta que tuvo Ibermatica, que fue “fantástica”. “Teníamos problemas para conseguir el plástico que se usa de pantalla. Lo ideal eran cubiertas de encuadernar gruesas, pero con media comunidad Maker española fabricando, estaban agotadas en todas las tiendas online. Los plazos de entrega eran de semanas. Estábamos en pleno pico de contagios en Madrid y sabíamos de primera mano que hacían muchísima falta”.
“Me puse en contacto con Carmen Pérez, secretaria en Hormigueras, por si hubiera en la oficina. No había, pero ella llamó a almacén de Norte, explicó para qué eran y que las necesitábamos con urgencia, y desde ese momento un montón de compañeros se pusieron en marcha para conseguírmelas lo antes posible. Me enviaron 500 pantallas a casa y, según las palabras del encargado del almacén, Félix Mogollón, las que hicieran falta”.
Personal sanitario, policías, trabajadores sociales, personal de supermercados… etcétera, ya se han beneficiado de las máscaras de Luis Melgar que, lejos de parar, ya se ha puesto en marcha de nuevo para seguir fabricando, esta vez unos gadgets para abrir puertas sin tener que tocar las manetas. Un auténtico crack.