El restaurante Bálamo acaba de instalar un techo solar y dos molinos de viento en la cubierta de su gran establecimiento, ubicado en el municipio madrileño de Alcorcón, con lo que espera obtener un ahorro del 40%de su consumo total de energía. Esta medida enriquece el plan de sostenibilidad que desarrolla desde su nacimiento, y que está presidido por su efectivo jardín vertical y un sistema de filtrado de agua para el reciclado de grasas.
Junto a los dos molinos, el techo se compone de un total de 350 placas solares de 455w en autoconsumo, con las que Bálamo conseguirá generar una media de 1MW al día de energía fotovoltaica, potenciando así la reducción de su huella de carbono, uno de sus principales objetivos desde su fundación, hace 4 años.
Porque el equipo de Bálamo tiene claro que es vital cuidar y proteger el planeta, y para ello instaló su enorme jardín vertical, el más grande de Europa, que además de estético es altamente efectivo: Con unas dimensiones de 350m2, produce el oxígeno que necesitan 350 personas al año, capta anualmente 45,5 kilogramos de polvo, filtra anualmente 234,5 toneladas de gases nocivos y atrapa y procesa 94,5 kilogramos de metales pesados al año.
Importante labor en el reciclaje de residuos
En Bálamo consideran también que otra labor importante para cuidar el medioambiente es el reciclaje, ya que con esta tarea contribuyen a la disminución de la contaminación, y al ahorro de energía y de recursos naturales. Así, además de reducir el consumo de plástico con envases de papel y cartón 100% reciclables para los pedidos de take away, cuentan con un sofisticado sistema de reciclado para el agua residual.
Con él, todo el agua que sale de la cocina, y que siempre arrastra sustancias de grasa, es depositada a través de un sistema de recogida en un depósito de 15.000 litros. Cada dos o tres meses, en función de la carga de trabajo, recibe un camión cisterna que se lleva toda la grasa concentrada. Esto, además de favorecer la higiene del establecimiento y a reducir la contaminación medioambiental, contribuye como aporte ecológico, ya que en unos años se podrá aprovechar toda esta grasa, sirviendo de gran utilidad.