Resulta harto complicado encontrar en la actualidad a personas que no conozcan o, al menos, chapurreen alguna lengua distinta a su lengua materna.
Y es que, guste o no, y pese a que la lengua española es rica como pocas, son muchos los anglicismos que, poco a poco, han ido ganando terreno hasta convertirse en imprescindibles en el día a día.
Pero no solo eso, sino que las voces francesas e inglesas copan las campañas publicitarias de las grandes marcas, de forma tal, que aquellos que las vean o lean asocien esa marca con un mundo de lujo al alcance de no todos los bolsillos.
En cualquier caso, basta sumergirse en la red unos minutos para comprobar que, sin conocimiento de inglés, aunque sea escaso, resulta difícil e incluso imposible dar con aquello que se busca o desea, pues, no siempre las páginas están en español, aunque con frecuencia si lo hacen en inglés.
No obstante, y, como se sabe, España continúa a la cola de los países europeos en lo que a conocimiento de inglés se refiere, lo que significa que buena parte de los españoles son expertos chapurreando inglés, pero muy pocos son capaces de hablarlo correctamente y con fluidez.
“El bajo nivel de inglés que tienen la mayoría de los españoles hace que buena parte de ellos tengan que traducir lo que leen o escuchan para comprenderlo, sin embargo, las traducciones que realizan son literales, lo que hace que con frecuencia no capten el verdadero sentido de la información que se les intenta trasmitir” comenta Leon Hunter, experto en traducciones juradas en inglés.
Y es que, no hace falta ser un experto jurista o literato para ser consciente de que llegar a una correcta traducción implica, por parte de la persona que realice la traducción, no solo un gran conocimiento de las lenguas que está manejando, sino también grandes dotes para la interpretación de las frases y palabras, pues solo de este modo se logra dar con las palabras apropiadas para transmitir lo deseado.
Seguramente pocos se habrán parado a pensar en ello, pero los traductores juegan un papel esencial en la vida de todos nosotros, pues, sin ellos no sería posible, por ejemplo, disfrutar de los clásicos de la literatura inglesa, francesa o rusa, por mencionar solo algunos, tampoco sería posible disfrutar de todos esos contenidos audiovisuales que hoy están al alcance de todos en español, e incluso resultaría imposible que la legislación de la Unión Europea se aplicase del mismo modo en todos los países que forman parte de ella.
Los traductores, aunque de forma indirecta, forman parte de la vida de todos nosotros.