Las últimas subidas del precio de la energía obligan a replantearse la eficiencia y, por lo tanto, el coste real de los distintos sistemas de calefacción domésticos. Una comparación de la que vuelven a salir mal parados los radiadores y acumuladores eléctricos, sobre todo frente a la bomba de calor y los pellets, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) tras analizar sus costes para una vivienda de 90 m2 en una región fría (zona climática D).
Las tradicionales calderas de gas natural, mayoritarias en nuestro país, siguen siendo interesantes, siempre y cuando sean de condensación y se realice un mantenimiento adecuado: gastan 468 euros al año en calefacción, frente a los 934 euros anuales de los radiadores eléctricos convencionales. Además, pueden programarse fácilmente. El problema es que el 60% de las calderas son antiguas e ineficientes, contribuyendo además a aumentar las emisiones de CO2. OCU denuncia la falta de ayudas a nivel autonómico: en la actualidad solo hay en Castilla y León, para calderas y calentadores de más de 10 años.
La instalación de una caldera o estufa de pellets también abarata la calefacción, incluso más que con una de gas natural: 313 euros al año. Pero en este caso es necesario disponer de espacio suficiente para almacenar el combustible, por lo que solo interesan en viviendas unifamiliares y comunidades de vecinos.
Una tercera opción, igualmente eficiente, es una bomba de calor aire-agua (con aerotermia, para calentar además el agua): apenas gasta 339 euros, muy poco si tenemos en cuenta que funciona con electricidad, aunque el coste de la instalación para una vivienda entera suele ser alto.
OCU, a través de la herramienta HARP, ofrece a los consumidores la posibilidad de introducir los datos del sistema de calefacción instalado en su vivienda para conocer su eficiencia real y conocer cuál es el más adecuado actualmente, con cifras concretas de ahorro.