Cada vez es más común encontrar todo tipo de alimentos con alegaciones sobre los supuestos beneficios para la salud. La industria alimentaria se hace eco del elevado contenido proteico en productos de todo tipo. Estos productos se encuentran en tiendas de alimentación habituales y no solo en tiendas especializadas de dietética o nutrición. Al mismo tiempo, los reclamos que anteriormente iban dirigidos a deportistas cada vez más se extienden a los consumidores en general.
Los productos con leyendas como “producto para deportistas” o “combustible para tus músculos” más orientados a deportista conviven ahora con otros como “salud a cucharadas o “-grasa” para reforzar los mensajes saludables de los productos enriquecidos con proteínas. Los fabricantes tratan de persuadir al consumidor de la necesidad de estos productos dentro de una dieta sana o como parte de dietas de adelgazamiento.
Alimentos ricos en proteínas y dietas de adelgazamiento
Estas alegaciones aparecen en todo tipo de alimentos; hoy en día se encuentran en productos lácteos o en pizzas e incluso limonadas y frecuentemente acompañados de mensajes alusivos al carácter saludable o relacionado con dietas de adelgazamiento.
Esto puede llevar a la falsa creencia de que simplemente incorporando estos productos a la dieta se pierde peso. Es cierto que los alimentos proteicos son muy saciantes, generando la sensación de lleno rápidamente y se tarde más en sentir apetito, lo que favorecería una reducción en la ingesta calórica al comer menos. Sin embargo, existen alimentos tradicionales que naturalmente aportan una elevada cantidad de proteína, como carnes, pescados, frutos secos o legumbres.
Sin embargo, en los mecanismos de regulación del hambre y la saciedad, además de la composición del alimento, intervienen muchos otros factores. Es fundamental la textura del alimento, la velocidad a la que se come, la ingesta o no de líquidos o el tiempo de masticación.
El consumo de estos alimentos: innecesario y caro
OCU advierte que el consumo de este tipo de productos enriquecidos es innecesario y que, sin embargo, puede afectar notablemente al bolsillo de los consumidores.
Los productos enriquecidos que utilizan estos reclamos suelen tener un coste elevado frente a los productos convencionales con similares características. Son alegaciones comerciales, que sin ser falsas tratan de justificar su necesidad.
Por poner algún ejemplo: la leche convencional (alimento naturalmente proteico) enriquecida dentro de una misma marca blanca tienen precios tan dispares como 0.57€/litro y 1.25€/litro respectivamente. Ocurre lo mismo con los flanes de otra marca blanca: el producto convencional tiene un precio de 2.58€/kg, sin embargo, el producto en su versión enriquecida (al que han desprovisto de la yema de huevo) tiene un precio de 4.25€/kg.
Es necesario señalar que una dieta equilibrada convencional contiene las proteínas necesarias, incluso para las personas que practican deporte habitualmente.
Por otro lado, una dieta equilibrada supone un aporte de proteínas variado, favoreciendo la complementariedad de proteínas. Por el contrario, si un consumidor se limita a ingerir proteína a través de productos concretos, se puede estar limitando el consumo de ciertos aminoácidos.
La Organización de Consumidores y Usuarios insiste en que el consumo de estos productos en innecesario y el beneficio de su ingesta es para los fabricantes que incrementan notablemente sus beneficios.