El paro indefinido del sector del transporte por carretera, en vigor desde el lunes 14 de marzo, está agravando la herida en la industria que se había abierto con la escalada de precios de la energía de los últimos meses. Una puntilla para las empresas españolas que empiezan a tener dificultades para mantener su actividad ya sea por los elevados costes energéticos, por la dificultad de acceder a materias primas o por una combinación de estos factores.
En 2019, según datos del INE, el sector de la transformación de plásticos tuvo unos resultados brutos de explotación de casi 1.800 millones de euros y el consumo energético supuso 404 millones. Esto significa que, si los actuales precios de la energía se mantienen todo este ejercicio, el coste energético superaría los 2.000 millones de euros, por encima del resultado bruto de explotación del sector, lo cual estrangularía a las empresas fabricantes de productos plásticos.
Ante esta situación de aumento del precio de la energía, muchas empresas están planteándose parar líneas de producción e incluso cierres temporales. Si le sumamos la dificultad de acceder a materias primas o la imposibilidad del suministro por el paro indefinido del transporte por carretera −que, tras el descontento de los convocantes con la propuesta del Gobierno de dar ayudas directas por valor de 500 millones de euros para subvencionar el gasóleo, parece lejos de solucionarse− la situación puede derivar en paradas de plantas por falta de suministros y desabastecimiento de productos esenciales como alimentos envasados, productos de higiene y limpieza o filmes que son necesarios para el transporte y la logística de todo tipo de mercancías.
Por eso desde ANAIP instamos a las partes a seguir negociando para alcanzar lo antes posible un acuerdo que satisfaga a los transportistas y al Gobierno y evite un daño mayor a la industria española, que se encuentra ya en una situación límite. También reclamamos cambiar el modelo marginalista de fijación de precios de la energía, que consideramos injusto e incomprensible, por un modelo que no esté expuesto a cualquier excepcionalidad que se pueda producir, como ocurre actualmente con el precio del gas. Además, creemos que el cambio de modelo ha de ser estructural, y no ayudas a corto plazo que solo sirvan para superar la crisis actual, para que pueda ofrecer una solución para posibles crisis como esta en el futuro. Un modelo que, además, garantice que las ayudas para inversiones en este sector de la energía repercutan de verdad en la industria y los ciudadanos.
Con el fin de evitar paros en la producción, desabastecimiento y aumento del desempleo, este cambio debe producirse cuanto antes y de forma definitiva. El sector de los plásticos es uno de los motores industriales de España, con más de 3.000 empresas que dan empleo directo a más de 93.000 personas y 255.000 si incluimos los indirectos e inducidos. Estos puestos de trabajo estarán en peligro si esta situación se mantiene, así como la continuidad de muchas compañías que se están viendo obligadas a replantearse su futuro.