A menudo, los términos acondicionamiento y aislamiento son confundidos y utilizados indistintamente, pero, ¿Cuál es la diferencia entre ellos? ¿Se puede acondicionar y aislar un espacio con una única solución acústica? ¿Qué es lo que de verdad se necesita en cada caso?
El acondicionamiento estudia cómo alcanzar el confort sonoro en una sala una vez que el ruido entra en un espacio. Para ello, en espacios ordinarios (escuelas, centros sanitarios, oficinas, industria, restauración…) la solución más sencilla y efectiva suele ser introducir absorción a base de techos acústicos o paneles de pared fonoabsorbentes.
Por su parte, el aislamiento estudia la transmisión de ruido entre diferentes estancias de un edificio, o de fuera a dentro del mismo. Es decir, trata de prevenir la penetración de ruido en una estancia.
Para mejorar el aislamiento, se trabaja con las envolventes (forjados, fachadas, paredes…) así como con las ejecuciones en obra (para evitar puentes acústicos, fugas de ruido…).
“Mientras que una mala ejecución del aislamiento, que requiere mano de obra cualificada, podrá reflejar un resultado indeseado y la consiguiente falta de privacidad, en el caso del acondicionamiento depende menos de este factor ya que la introducción de absorción en el espacio mejorará el confort de forma muy perceptible y rápida” explican desde Ecophon.
Un falso techo acústico no es per se un elemento de aislamiento, aunque sí se añade una capa al elemento estructural y por lo tanto se mejora marginalmente el aislamiento; para aislar se necesita (generalizando) un elemento estructural con mucha masa, mientras que un elemento fonoabsorbente necesita ser poroso y ligero.
Existen ocasiones, debido por ejemplo a requisitos de proyecto, donde las particiones verticales no llegan hasta el forjado y/o donde además no se pueden instalar barreras fónicas. En este caso, independientemente de lo buen aislante que sea una pared, existirá parte del ruido que “viajará” a estancias adyacentes a través del plenum produciendo distracciones, molestias y, por lo tanto, por ejemplo, en una oficina, disminución de la productividad y confort de los trabajadores.
En estos casos particulares donde el proyecto requiere tener el plenum libre a la vez que se exige una privacidad entre estancias adyacentes, existen soluciones que, debido a su microestructura, aíslan mejor que un falso techo tradicional, a la vez que siguen manteniendo su clase A de absorción (la más alta). Es la forma más rápida, fácil y efectiva de combinar propiedades de absorción de sonido y aislamiento entre espacios; y puede ayudar, además, a reducir la transmisión vertical de planta a planta.