Las estructuras y organigramas de las empresas llevan tiempo sufriendo cambios sustanciales.
De las direcciones generales que antes existían en casi todas las compañías se ha pasado a diseñar uno que funcione en cada una, casi personalizado y que muestre la realidad del funcionamiento corporativo.
¿Qué significa esto? Que se han integrado muchos departamentos gracias a las nuevas tecnologías y a la utilidad que han supuesto ese cruce de datos que ha traído el big data.
Si financiero estaba siempre haciendo sus cálculos, ahora está estrechamente vinculado no solo con comercial sino con ventas, siendo un triángulo capaz de adaptar, en tiempo real, la demanda y oferta hasta conseguir incluso, junto con el equipo de operaciones, optimizar los recursos al máximo.
Algo parecido ha pasado además con el departamento de marketing, que se ha integrado en lo más alto del organigrama. Mientras que antes formaba parte de una de las direcciones generales, actualmente está reportando directamente a las presidencias o al máximo responsable ya que las decisiones tienen un alto nivel.
Hoy en día, sin el marketing, las empresas están perdidas en un océano digital del que poco o nada pueden pescar si no se diseñan estrategias que incluyan a toda la corporación.
También es verdad que se ha tendido a simplificar al máximo este tipo de estructuras para evitar que, por el camino – y como pasaba hace no tantos años – se pierda información relevante que no quede integrada en los planes generales.
Las empresas hoy en día son entidades vivas, en constante cambio y adaptación y eso requiere de organigramas mucho más ágiles, sencillos y que no se bifurquen en innumerables patas.
En realidad, son tres los pilares: presidencia, marketing y financiero. Y desde esos tres es desde donde se toman las decisiones y estrategias para vender, llegar al público, darse a conocer y abastecer a los lineales cuando los productos lo requieren.
Además, un añadido son ahora los acuerdos con otras compañías para conseguir planificaciones integrales. Se unen así las empresas de transporte dentro de los procedimientos, la postventa e incluso, en algunos casos, la atención al cliente.
La empresa hoy es un todo que necesita estar constantemente girando e interpretando los datos para de verdad ser útil a la sociedad y, por ende, rentable.