En una situación de incertidumbre ante las vacunas contra la COVID-19, en la que se perciben sensibilidades de todo tipo respecto a la vacunación, sus efectos, etc., la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha realizado una encuesta online con una muestra de 1.000 personas entre 18 y 74 años representativa de la población española en cuanto a género, nivel de estudios y distribución geográfica. Todo ello en un marco más amplio dentro de una encuesta europea.
La encuesta muestra que existe un alto grado de aceptación de la vacuna, el 82% ha indicado que se vacunaría. Sin embargo, un 31% de esas personas preferiría esperar a ver los efectos de la vacuna en otros. Y es que los españoles consideran que, aunque han recibido bastante información sobre su eficacia, no están suficientemente informados respecto a los posibles efectos secundarios y el proceso de desarrollo y autorización de la vacuna.
La encuesta de OCU revela que existen varias variables que aumentan la predisposición a vacunarse: aquellos que tienen familiares o amigos en grupos de riesgo, pero sobre todo aquellos que han perdido familiares o amigos a causa de la pandemia muestran mayor intención de vacunarse. Del mismo modo, cuanto mayor es el nivel de estudios y la percepción de sentirse informados
mayor es la predisposición.
Sin embargo, un 9% de la población española indica que no estaría dispuesta a vacunarse inmediatamente ni siquiera en el caso de que la vacuna fuera obligatoria. Las causas que generan el rechazo y las dudas sobre la vacunación inmediata son: el miedo a los efectos secundarios (62%), la no pertenencia a un grupo de riesgo (38%) y la falta de confianza en el proceso de desarrollo y aprobación de las vacunas (27%).
En cuanto a la efectividad, el 54% entiende que la vacunación será muy o totalmente efectiva a la hora de reducir los síntomas y consecuencias para la salud de la COVID-19. Dicha percepción se reduce drásticamente en relación con las nuevas variantes del virus: únicamente el 36% de los encuestados considera que serán muy o totalmente efectivas en esos casos.
Un dato que sorprende en nuestra encuesta es el hecho de que un 12% crea que hay un elevado riesgo de sufrir efectos adversos graves con las vacunas. Entre quienes no están dispuestos a vacunarse el porcentaje es aún mayor (31%).
La transparencia a lo largo del proceso de vacunación también es una preocupación de los ciudadanos, que perciben que tanto los gobiernos como las farmacéuticas podrían haber hecho más en este campo. Esta es una reivindicación de OCU que ya ha traslado a las autoridades en diferentes ocasiones. Dos de cada 3 encuestados considera que las farmacéuticas deberían ser responsables de los problemas que pudiera haber con las vacunas. De hecho, casi la mitad de la población (44%) considera que el proceso de desarrollo y aprobación de las vacunas ha sido demasiado rápido.
En cuanto a la idea de “volver a la normalidad”, 3 de cada 4 encuestados consideran que no se restablecerá la economía antes del 2022 y que las mascarillas han venido para quedarse -al menos hasta ese mismo año-. Por otro lado, alrededor del 75% los encuestados sí cree que la vacunación será muy o extremadamente importante tanto para la recuperación de la vida social como para mitigar la carga en el sistema de salud.