De la perseverancia de Felipe VI a la inteligencia social de Juan Carlos I, pasando por la pasión de Alfonso XII o la necesidad de protagonismo de Isabel II solo hace falta una cosa: echar un vistazo a la forma de escribir de cada uno de los monarcas.
Eso es lo que pone en relieve el último libro de Pablo Méndez, Borbón Blues. Se trata de un libro que consigue hacer un repaso dinástico de la casa Borbón desde Fernando VII hasta Felipe VI basándose, exclusivamente, en su forma de escribir.
“He visto en la familia Borbón mucha soledad, mucha insatisfacción en las relaciones humanas, sobre todo amorosas, mucha necesidad de tener justo, justo lo único que le es imposible. En el libro se verá una versión diferente de la familia que lleva rigiendo España desde 1808. Hay infancias rotas, pasiones desbordadas, desórdenes económicos, inteligencia, soledad, desequilibrios y también felicidad” explica el autor.
El libro arranca su andadura con el viaje de Juan Carlos I a Abu Dhabi, y lo enlaza directamente con otro viaje, el de su abuelo Alfonso XIII dejando España por Cartagena cuando tuvo que salir precipitadamente del país.
En este contexto, van surgiendo de forma natural los distintos personajes familiares que configuran el árbol genealógico, Don Juan de Borbón, Alfonso XII, Alfonso XIII, Isabel II y hasta el actual monarca. “No se ha seguido una línea cronológica ya que hay mucho más que simples años detrás de la relevancia de cada regente a través de las coincidencias en sus letras. Es la forma de que haya dado una estructura de novela-ensayo en busca de un final” explica Méndez.
Padre e hijo, un contraste diferenciador en forma de letra
Felipe VI muestra lo que los grafólogos llaman escritura imbricada (las últimas palabras de cada texto caen hacia abajo), algo que también hace de forma más marcada el rey emérito, y que habla en ambos casos de una infancia complicada, llena de constantes desequilibrios y luchas.
Sin embargo, el actual monarca sí cuenta en su rúbrica con características que hablan de su constancia, voluntariedad y perseverancia. Es un claro ejemplo de cómo es capaz de encauzar su futuro a través de la felicidad y equilibrio de casarse con la mujer de la que estaba enamorado, algo que, por ejemplo, en el caso de la letra don Juan Carlos, no se muestra, siendo la clásica de un hombre infiel, que ha sufrido por esto.
En cuanto a los antepasados, Alfonso XII, era todo pasión y dinamismo, todo irracionalidad y desasosiego. Además, tenía una gran capacidad de seducción, “creo que fue una pena para nuestro país su prematura muerte, su reinado hubiera sido, desde luego, muy diferente a lo habitual” comenta el autor.
También es muy interesante la letra de Isabel II, su necesidad de protagonismo era desproporcionado, pero también su facilidad de manipulación.
Por otro lado, es llamativo que Fernando VII, un rey desprestigiado y descalificado por tantos historiadores, muestra en su escritura gusto por el arte, la literatura, sensibilidad y una inteligencia superior al resto, otra cosa es su fatal comportamiento como monarca.