La lucha contra el cambio climático es uno de los objetivos más urgentes que los países y compañías se han marcado para las próximas décadas. La contribución de la energía eólica para reducir la dependencia mundial en los combustibles fósiles para generar electricidad es enorme, pero el desafío de descarbonizar la economía requiere el despliegue masivo de combustibles neutros en carbono en otros sectores contaminantes, como el transporte y la industria pesada. Siemens Gamesa se ha unido al reto de descarbonizar esas industrias y está instalando el primer sistema del mundo capaz de producir hidrógeno verde sin necesidad de estar conectado a la red, en “modo isla”. Esto supone un paso estratégico hacia la producción a gran escala de este combustible limpio, a partir de mediados de esta década.
«El hidrógeno verde puede convertirse en la respuesta a cómo descarbonizar el sistema energético y solucionar la crisis climática. Nuestros aerogeneradores ya contribuyen de manera fundamental a este reto, pero con el potencial de almacenamiento que ofrece el hidrógeno, podremos descarbonizar otras industrias clave. Este es un proyecto trascendental y estoy orgulloso de que el talento y compromiso de nuestros empleados nos permita liderar este desafío. Este es el futuro», ha subrayado Andreas Nauen, CEO de Siemens Gamesa.
El hidrógeno verde es un combustible 100% sostenible y versátil, que se puede almacenar y transportar. Representa una enorme oportunidad hacia la transición verde, al impulsar la transformación del sistema energético: el hidrógeno verde se puede generar en cualquier lugar y se utiliza en sectores muy difíciles de descarbonizar, como la aviación y el transporte marítimo, o industrias pesadas, como la siderurgia, la química y el vidrio. El hidrógeno también contribuye a la reducción de las emisiones a nivel nacional y empresarial.
Hoy en día, el hidrógeno ya se utiliza en sectores industriales. De hecho, representa el 1,7% del consumo mundial anual de energía, aunque sólo el 1% de todo ese hidrógeno se genera a partir de fuentes de energía verdes. La mayor parte se obtiene a partir de gas natural y carbón, emitiendo 830 millones de toneladas anuales de CO2, una cantidad que iguala las emisiones de Alemania o de la industria marítima mundial. Para convertir ese hidrógeno gris en verde se requerirían 820 GW de energía eólica, un 26% más de toda la capacidad eólica instalada actualmente en el mundo. Las previsiones a largo plazo según distintas fuentes de la industria coinciden en destacar el papel fundamental del hidrógeno verde en la descarbonización del transporte y la industria, y calculan que se necesitarían entre 1.000 y 4.000 GW de energía renovable para cubrir esa demanda hasta 2050.
El proyecto piloto Brande Hydrogen
Siemens Gamesa se ha propuesto resolver este reto tecnológico y ofrecer soluciones que permitan el despliegue de combustibles limpios.
Para ello, la compañía está desarrollando el primer proyecto piloto en el mundo capaz de conectar un aerogenerador a un electrolizador y operarlo en «modo isla», sin conexión a la red eléctrica. Con este proyecto, Siemens Gamesa está abanderando uno de los formatos clave para las instalaciones de hidrógeno verde del futuro, que podría aplicarse tanto con parques onshore como offshore.
Ubicada cerca de Brande, al oeste de Dinamarca, la instalación incluye un aerogenerador de Siemens Gamesa de 3 MW, que producirá electricidad limpia para alimentar un electrolizador de 400 kW, responsable de dividir el agua en sus dos componentes: oxígeno e hidrógeno. Está previsto que las primeras pruebas se realicen en diciembre y que la producción de hidrógeno verde comience en enero de 2021.
Siemens Gamesa ha firmado recientemente un acuerdo con la empresa danesa Everfuel, para la distribución del hidrógeno 100% verde producido por esta instalación en su red de estaciones de servicio en Dinamarca. Se calcula que, una vez esté en funcionamiento, este proyecto piloto de un solo aerogenerador será capaz de producir el hidrógeno necesario para unos 50-70 taxis cada día.
El hidrógeno verde, generado a partir de energía eólica barata y competitiva, puede almacenarse y transportarse. Esta instalación proporcionará conocimientos que serán cruciales para escalar esta tecnología y emplear aerogeneradores y parques eólicos mucho más grandes, tanto en tierra como en el mar.