La vuelta al cole de forma presencial supone un escenario inédito para los más de 8 millones de niños y jóvenes matriculados en centros educativos en España y para sus familias. Los nuevos rebrotes producidos en el país por la COVID-19 han obligado a tomar medidas de prevención y a replantear la dinámica de las actividades escolares.
En el marco de la “nueva normalidad” se imponen medidas de higiene tanto en el aula como en el hogar. El uso de la mascarilla para los mayores de 6 años, el distanciamiento social de al menos 1 metro y medio o el lavado de manos frecuente se han convertido en hábitos los últimos meses. Sin embargo, este inicio del curso escolar debe ir acompañado también de exhaustivos protocolos de limpieza ambiental que garanticen la seguridad de niños, docentes y personal administrativo. Es el momento de desinfectar y ventilar, con una metodología precisa según las instalaciones y los metros2.
¿Cómo ventilar las aulas?
Una buena ventilación es la clave para preservar la calidad del aire en espacios cerrados de uso continuo, como pueden ser las clases de un centro educativo. Recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha incluido a los aerosoles que se generan al respirar como una de las formas de transmisión secundaria más comunes en espacios cerrados y concurridos como restaurantes, discotecas u oficinas, y las aulas no están exentas de ello.
La buena ventilación de las aulas, junto con el uso de la mascarilla, debería reducir en gran medida el riesgo de contagio. Por esta razón, es esencial que las aulas se ventilen al menos durante 10 minutos continuos al inicio de la jornada, al finalizar y entre clases. Si se implementan más pausas a lo largo de la jornada, se logra reducir incluso más la exposición de los alumnos al virus en el aula.
Los ritmos de ventilación aceptables en los espacios docentes de una escuela primaria varían entre los 0,1 ACH y los 8 ACH (renovaciones de aire por hora, por sus siglas en inglés). Esta variable ACH expresa la fracción de aire inicial que queda en el aula. Por ejemplo, un valor de 1 indica que, tras una hora de exposición, se mantiene un 36% del aire inicial. Para aulas de 100 m², ocupadas por 25 estudiantes, se deberían conseguir al menos valores de 5 ACH.
En la medida de lo posible, se debe promover la ventilación natural por encima de la artificial. Sin embargo, si esto no es posible se debe recurrir a la ventilación forzada, teniendo presente que se debe usar aire del exterior y no la recirculación de aire.
Los centros educativos que dispongan de sistemas de aire acondicionado deben contar con filtros adecuados y realizar un mantenimiento preventivo que garantice su correcto funcionamiento. Los purificadores de aire HEPA o humidificadores también minimizan el riesgo de transmisión.
Otra medida que puede ayudar a una mejor ventilación consiste en impartir clases con las ventanas abiertas o en espacios abiertos. Se ha demostrado que dar clases en exteriores reduce la transmisión aérea y que la radiación solar disminuye el tiempo que el virus permanece activo en superficies.
Trabajar con grupos reducidos de alumnos, idealmente de entre 15 y 25 estudiantes por aula, mejora la calidad del aire. Los horarios escalonados y los programas de formación semipresenciales pueden ayudar a establecer estas cuotas reducidas de alumnos.
Desinfección de los centros educativos
Los centros educativos deberían ser desinfectados de forma periódica.
Desde el inicio de la pandemia, Rentokil Initial ha realizado de forma satisfactoria desinfecciones de oficinas, escuelas y otros espacios, a través del efectivo método de nebulización ambiental, una técnica que consiste en generar una nube de gotas microscópicas de líquido desinfectante que alcanza rápidamente áreas de difícil acceso. Para este tratamiento se emplean biocidas de uso profesional registrados y autorizados por el Ministerio de Sanidad.
La nebulización es una técnica ideal para desinfectar grandes espacios en tiempo récord. Debe realizarse en ausencia de personas y respetando un tiempo mínimo de seguridad de 3 horas.
Además de las aulas, se debe intensificar la limpieza también en las zonas de uso común como los patios de recreo y los aseos, y reforzar la limpieza con bayeta en las superficies de contacto habituales como pomos de puertas, mesas, muebles o pasamanos.
“En Rentokil Initial somos expertos en desinfecciones ambientales. Garantizar la higiene y la seguridad de los niños y sus familias debe ser nuestro objetivo en este nuevo año escolar. Estamos trabajando arduamente con muchos centros educativos para lograr reducir al mínimo los riesgos de contagio en las aulas”, declaró el director de Comunicación de Rentokil Initial España, Jacinto Diez.
Al llegar a casa desde el “cole”
Si se han seguido los protocolos y medidas de higiene en la escuela de forma adecuada es poco probable que se den contagios. Sin embargo, al llegar a casa es recomendable que se sigan pautas especiales de higiene y prevención para evitar que los niños y jóvenes puedan contagiar a otros miembros de la familia, que podrían ser además población de riesgo.
Estas medidas incluyen:
– Aplicar desinfectante sobre mochilas y zapatos, preferiblemente fuera de la vivienda.
– Dejar la mascarilla del niño o joven separada de las del resto de la familia.
– Incentivar que el joven se lave las manos y se duche apenas entre al hogar.
– Separar la ropa que se usa en la escuela para lavarla.
– Promover el distanciamiento social con los otros miembros de la familia, y en especial con los abuelos u otros individuos vulnerables por su edad o por sus condiciones de salud. Es recomendable comer en turnos escalonados.