Con motivo de la celebración hoy, 12 de agosto, del Día Internacional de la Juventud, desde la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores (UATAE) y junto a la organización juvenil integrada en nuestra unión, la Unión de Asociaciones de Jóvenes Autónomos y Emprendedores (UJAE), queremos recordar la realidad de precariedad y desprotección que sufren las y los jóvenes trabajadores por cuenta propia, este año recrudecida por la situación generada por la Covid-19. Según la última Encuesta de Población Activa (EPA), publicada la semana pasada, únicamente el 5,4% de las y los autónomos tiene menos de 30 años, un porcentaje casi tres veces menor que los jóvenes en el trabajo asalariado (13,6%). Junto a ello, entre las y los jóvenes autónomos de esa franja de edad se da una impresionante brecha de género: hay un 70,8% de varones frente a un 29,3% de mujeres, es decir, un abismo de 41,5 puntos porcentuales (10 puntos más que en el conjunto del colectivo de autoempleo).
Todas estas cifras confirman que el autoempleo apenas es considerado una alternativa de inserción laboral y desarrollo profesional por vocación o atractiva desde el punto de vista de los derechos y la protección social, sino en demasiadas ocasiones un último reducto por necesidad o la tapadera legal que de manera fraudulenta usan empresas que no quieren reconocer una relación laboral a sus trabajadores y optan por la figura del falso autónomo. Esta lacra, no lo olvidemos, se ceba especialmente con las y los jóvenes. La conclusión es que la propaganda que ha ido generalizado en los últimos años un discurso oficial sobre las bondades del emprendimiento no ha ido acompañada de medidas reales que dignificasen el trabajo autónomo.
Entre esas medidas reales, además de un sistema de cotización justo por ingresos reales y de la ampliación y mejora de las prestaciones sociales de las y los autónomos, es necesaria mejorar el acompañamiento público al emprendimiento joven con el acceso a la financiación. En este sentido, UATAE y UJAE proponemos la creación de un ‘Banco de Ideas’ público que analice y apoye con crédito y liquidez a aquellos proyectos protagonizados por personas jóvenes que aporten valor social, medioambiental o cultural y que precisan una atención especial y unas condiciones diferentes a las que usa la banca comercial. De esta manera, además, el trabajo autónomo joven puede ser una llave estratégica para afrontar el reto de la España Vaciada o la transición ecológica, entre otros.
Igualmente, planteamos la necesidad de establecer una cuota-joven de cotización a la Seguridad Social para un trabajo autónomo joven compatible con los estudios y la formación, con un límite de edad e ingresos, ya que permitiría emprender una actividad parcial por cuenta propia sin renunciar a completar o ampliar su formación. Una medida de este tipo, completada con un sistema de protección social suficiente y digno, puede ser un aliciente para hacer del trabajo autónomo una alternativa laboral para los más jóvenes, en un momento en que el paro registrado para los y las menores de 25 años se sitúa en el 39,5%.
Avanzar en medidas de este tipo no debe ser incompatible con la respuesta a la emergencia económica y social a la crisis desencadenada por la pandemia de la Covid-19, sino que junto a las medidas urgentes excepcionales debe caminarse a un horizonte de reconstrucción económica justa. Los y las jóvenes no son sólo “el futuro”, constituyen un presente con mirada, voz y problemática específicas que merecen ser tenidas en cuenta hoy mejor que mañana.