El cierre de guarderías, colegios y universidades a mediados de marzo como consecuencia del coronavirus dejó a nueve millones y medio de estudiantes sin clases presenciales durante el resto del curso. Para conocer la respuesta educativa de los colegios durante el confinamiento, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha recogido la experiencia de 903 familias con hijos en educación primaria.
El dato más llamativo ha sido la ausencia de clases online por videollamada con alguno de sus profesores, especialmente en los colegios públicos, donde apenas el 62% de los alumnos ha disfrutado de ellas. En los colegios concertados estas clases online con videollamada han llegado al 84%, aunque a juico de OCU sigue siendo insuficiente. Otras alternativas de enseñanza online han sido el envío de vídeos realizados por los propios profesores (30% entre los alumnos de colegios públicos; 42% en concertados), el envío de tareas para descargar, realizar y devolver luego a los profesores (66% de los alumnos de colegios públicos y 78% de concertados) o el uso de plataformas virtuales para realizar ejercicios (37% en los públicos; 55% en concertados).
Entre los niños que recibieron clases online, el tiempo total dedicado a seguir las clases por videollamada y ver vídeos enviados por los profesores sumó alrededor una hora y tres cuartos al día (100 minutos) para los alumnos de 1º, 2º, 3º y 4º de primaria y algo más de tres horas diarias (185 minutos) para los de 5º y 6º de primaria. En este caso no observaron significativas diferencias entre educación pública y concertada.
Los periodos de trabajo con los profesores no recogen el tiempo que dedicó luego cada alumno a realizar deberes, que en tres de cada cuatro casos necesitó la ayuda de alguno de los progenitores. De hecho, el apoyo de los padres a sus hijos también fue necesario a la hora de manejar los dispositivos online. O durante las clases: el 38% de los niños tenían dificultades para concentrarse durante las videollamadas o a la hora de atender a los vídeos enviados por los profesores. De ahí que la satisfacción final de los padres con la educación online sea tan baja, de apenas un 6,1 sobre 10.
En definitiva, en base a los resultados de la encuesta OCU denuncia la falta de capacidad de muchos colegios para adaptarse a la educación online y exige a las administraciones reforzar la formación tecnológica de profesores y alumnos, así como facilitar medios materiales: un 20% de las familias tuvo que adquirir dispositivos exprofeso; y un 14% de los niños tuvo que dar clase con un móvil durante todo el periodo que duró el confinamiento.