El desconfinamiento y la apertura de los establecimientos han provocado que los empresarios implanten medidas de higiene y protección reforzadas para hacer frente al Covid-19 y garantizar, así, los más altos estándares de seguridad tanto para los empleados como para los clientes.
Los establecimientos sanitarios de óptica (ESO) se encuentran entre los espacios más expuestos a la transmisión del virus. Por este motivo, el Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas (CGCOO) ha elaborado el “Protocolo de Higienización y Seguridad en los Establecimientos sanitarios de Óptica y otros lugares de ejercicio profesional”.
Este protocolo incluye un cribaje telefónico al paciente para distinguir si es de “alto riesgo”, “vulnerable” o de “bajo riesgo”, la realización de una ficha técnica con información sobre síntomas e información relativa a su salud general y, finalmente, directrices y pautas de obligado cumplimiento al acudir al establecimiento sanitario de óptica.
En cuanto a los equipos de protección individual (EPIs) aconsejados, están regulados por normativas europeas que, en el caso de la protección ocular y facial, hacen hincapié en proporcionar protección frente a impactos, radiaciones, metales fundidos y sólidos calientes, polvo, gases, arcos eléctricos, combinaciones o, como en el caso que nos interesa, gotas y salpicaduras de líquidos.
El Ministerio de Sanidad y la OMS recomiendan el uso de la mascarilla quirúrgica y la mascarilla autofiltrante tipo FFP2 (imprescindible para personal sanitario), recalcando la importancia de su uso cuando no se puede mantener la distancia de seguridad aconsejada, como es el caso de los ópticos-optomestristas. Una de las cosas que se conocen sobre el Covid-19 es que el virus permanece activo en superficies porosas como los tejidos entre 8 y 12 horas, por eso es importante el uso de guantes desechables, ya que actúan como barrera bidireccional entre el personal y el entorno con el que toma contacto a través de sus manos.
En cuanto a la bata quirúrgica que deben llevar puesta los ópticos-optometristas para impedir la transferencia de agentes infecciosos, es importante comprobar su resistencia a la penetración microbiana (cuanto más baja sea ésta cifra, mayor será la resistencia del material) y a la penetración de líquidos (los líquidos o, en su defecto, el ambiente húmedo son uno de los vectores más importantes de transmisión de los microorganismos).
Además, desde el CGCOO también se aconseja recogerse el pelo, evitar el lacado de uñas y prescindir del uso de joyas y complementos, así como de bases de maquillaje que puedan servir de adhesión para los virus.
El procedimiento ordenado para ponerse el equipo sin correr riesgos (el mismo a seguir para la retirada pero a la inversa) es: • Lavado de manos con solución alcohólica. • Ponerse la bata. • Colocación de la mascarilla. • Colocación de las gafas o protección ocular con su correcto ajuste. • Colocación de los guantes.
A la hora de desechar los EPIs no reutilizables tras su uso, es importante depositarlos en el contenedor de residuos correspondiente, evitando tocar superficies libres de contaminación, por lo que lo idóneo es disponer de un contenedor con pedal. En el caso de la protección ocular y mascarilla reutilizable, se procederá a su desinfección y almacenamiento en la funda correspondiente.
A partir de la próxima semana, cada ESO recibirá un pack compuesto por 2 adhesivos y 3 displays junto a un logo, gracias a los cuales los clientes sabrán que están ante una “Óptica con protocolo de desinfección Covid-19”.