“Además de trabajar en Iberia, dedico parte de mi tiempo a colaborar con Celera, una aceleradora de personas. Terminé el programa en 2019, pero seguimos en contacto todos los participantes, los antiguos y los nuevos, para dar rienda suelta a nuestras inquietudes.
Cuando se desató la crisis por el Covid19, uno de los ingenieros que forma parte de este grupo dijo: “oye, yo quiero ayudar ante; creo que podemos crear respiradores artificiales para salvar vidas. ¿Quién se anima?”
Nosotros, en Iberia, estábamos en ese momento con las cancelaciones de los vuelos, repatriaciones, empezando a trabajar en remoto; la verdad es que no parábamos, pero yo no podía fallar a esta llamada de mis compañeros, ya que quería hacer algo más y ayudar también de otra forma a la sociedad.
En total, lo que empezó como un grupo de 10 personas de Celera, se ha ampliado a un equipo de más de 30 personas de distintos ámbitos: ingeniería, medicina, informática, diseño, emprendimiento, legal y datos, que nos henos puesto sin dudar manos a la obra. Al principio desde casa, llamándonos por la noche y los fines de semana, haciendo videoconferencias. Y después, parte del equipo desde las instalaciones de la Universidad Rey Juan Carlos. Uno de los compañeros es antiguo alumno de esta universidad, y después de hablar con el rector, nos facilitaron el poder ir allí para utilizar las cortadoras láser.
También lanzamos una campaña crowdfunding para poder financiar y llevar a cabo nuestro proyecto, “The Open Ventilator”. Decenas de particulares, entidades como Red Eléctrica, Fundación Mapfre o la Comunidad Valenciana nos han apoyado y absolutamente todo lo recaudado lo vamos a destinar a fabricar respiradores y donarlos a aquellos que lo necesiten.
Cuando creamos el primer prototipo no os podéis imaginar lo emocionados que estábamos. Era muy básico, pero era una realidad. Tuvimos que iterar y crear más de 5 prototipos siguiendo una metodología prueba-error, hasta que pudimos empezar con las pruebas y conseguir la homologación. Después pudimos entregar los primeros dispositivos en el Hospital Universitario de Alcorcón y en el de Vall d’Hebron, en Barcelona.
Lo más complicado ya estaba hecho, sobre todo la parte de la homologación y certificación. Cuesta creer que en tan solo 3 semanas intensísimas para todo el equipo, nuestro respirador que no era más que un simple esbozo, fuera uno de los primeros dispositivos en ser homologado por la AEMPS, diseñado para ayudar a pacientes de COVID-19 con dificultades respiratorias graves. Está pensando para cuando no se disponga de alternativas adecuadas, dado que es de bajo coste y producción escalable.
Ahora a producir sin parar hasta que acabe el dinero. Nuestro primer compromiso es fabricar 50, pero tenemos acuerdos con nuestros socios para seguir fabricando más si la situación lo sigue requiriendo. Nuestro objetivo es que nadie se quede sin respirador si hace falta.
En España, por suerte, ya no son tan necesarios, así que estamos mandando los respiradores a América Latina. De hecho, la semana pasada enviamos dos a Ecuador. ¡Y con Iberia! Qué forma más bonita de cerrar el círculo. Desde aquí quería dar las gracias a todos mis compañeros que han hecho posible que estos respiradores lleguen a Ecuador y por su esfuerzo en esta crisis. ¡Gracias y seguimos!