La sociedad de tasación Instituto de Valoraciones ha registrado en 2019 una facturación total de 5,6 millones de euros, lo que supone un fuerte crecimiento del 26,1%, según los datos publicados por la Asociación Española de Análisis de Valor (AEV). Su naturaleza digital y una sólida inversión en tecnología propia y pionera para el Real Estate, ha permitido a la compañía posicionarse como una referencia a nivel nacional en la oferta de servicios de tasación y valoraciones AVM a través de sus herramientas digitales.
“Nuestra cultura empresarial ha estado siempre focalizada en la prestación de un servicio claramente digital, muy diferente a lo que se venía haciendo en el sector y siendo muy conscientes de los retos a los que tendríamos que enfrentarnos. Esto nos ha ayudado a ser pioneros en la creación de sistemas y servicios digitales que han dado respuesta a las necesidades del mercado actual”, explica Jesús Rodríguez Estrada, CEO de Instituto de Valoraciones. Más allá, la sociedad de tasación es pionera en valoraciones AVM (Automated Valuation Model), las cuales, según la AEV, registraron en el último año un crecimiento del 60% con respecto al año anterior.
Es éste un indicador más de la importancia de la integración de la tecnología en las estrategias de negocio y los procesos de actividad de la compañía, que ha venido desarrollando sistemas digitales propios y punteros en Real Estate gracias a su consolidado equipo de desarrolladores e IT. En términos generales, el mercado de la tasación cerró 2019 con signos de ralentización, descendiendo su facturación un 4%. De las 22 sociedades de tasación representadas por la AEV, más de la mitad han experimentado caídas, con una variación anual del -4% en su conjunto.
A este contexto se añade ahora una situación de incertidumbre y crisis económica debido al impacto del Covid-19. “Nuestra digitalización comenzó hace 10 años cuando nació la compañía, y gracias a eso, seremos capaces de afrontar esta crisis. Instituto de Valoraciones ya tenía todos los sistemas y herramientas preparadas para teletrabajar, por lo que pudimos adaptarnos de un día para otro. Para hacerlo, no solo es necesario tener medios tecnológicos, sino unos métodos y un personal concienciado a trabajar y a ser medido por resultados. En definitiva, una cultura de mérito y capacidad aceptada en la estructura”, añade Rodríguez Estrada.