Los empresarios familiares preparan el día después de la crisis del coronavirus con un sentimiento de unidad y de positividad, y reafirman su voluntad de trasladar a la sociedad el papel fundamental que, como en otras complicadas coyunturas, han jugado estas organizaciones para mantener el crecimiento económico, generar empleo y asegurar el bienestar en las regiones en que están implantadas.
Asimismo, declaran su apuesta por la innovación para reforzar el valor de sus productos en un momento de disrupción, en el que será necesario adaptarse y reinventarse para satisfacer a un consumidor que está cambiando sus hábitos.
Así lo han manifestado Clemente González Soler, fundador, propietario y presidente ejecutivo de Grupo Alibérico, presidente de IFEMA y expresidente de ADEFAM; Juan Parés Boj, presidente y consejero delegado del Grupo Textil Santanderina, y César Pontvianne, consejero delegado de Plásticos Durex y presidente de Empresa Familiar de Castilla y León (EFCL) en un evento virtual organizado por las asociaciones de Empresa Familiar de Cantabria (ACEFAM), de Castilla y León y Madrid para analizar la respuesta de la empresa familiar a la crisis del Covid-19 y cómo se están preparando el día después.
Juan Parés hizo un especial hincapié en el valor de las personas para remontar la crisis y propiciar la recuperación. “En los momentos difíciles es cuando se ve el valor de las personas que componen el grupo”, aseguró. Las medidas de protección de la salud y de ajuste de empleo tomadas por la compañía han ido enfocadas a dar tranquilidad a la plantilla. Esta sensibilidad es, según Parés, una fortaleza que permite a la compañía sentir la ilusión y la energía necesarias “para asumir el cambio”.
Por su parte, César Pontvianne, destacó el papel protagonista que la empresa familiar va a tener en la salida de la crisis, que, en su opinión, va a suponer un refuerzo al modelo que representan este tipo de compañías. “Si alguien va a poder sacar esto adelante y va a poder asumir ciertos costes laborales que en otras empresas no se van a asumir porque solo representan un número, esas van a ser las empresas familiares”, aseguró.
Además, explicó que la racionalización del cash-flow, la adopción de medidas de protección para los trabajadores, el impulso al teletrabajo y la potenciación de la comunicación tanto interna como hacia los clientes y proveedores han sido las claves para afrontar el coronavirus en su empresa. “La incertidumbre se combate solo con hechos y con comunicación”, dijo.
Velocidad de superación de la crisis
Sobre la velocidad en que superaremos la crisis económica provocada por el coronavirus, los ponentes coincidieron en determinar ese punto de inflexión a partir de mediados o finales de 2021, si bien señalaron también que habrá unos sectores que sufrirán más que otros.
También César Pontvianne consideró que saldremos de la crisis en forma de U larga, esperándose que se retome el crecimiento a finales del año que viene. Respeto al sector de la automoción al que pertenece su empresa, señaló que la situación va a ser muy complicada especialmente en España, dado que, aunque somos el segundo país fabricante de Europa, no disponemos de ninguna marca propia y habrá una tendencia a nacionalizar la producción.
El mundo tras la pandemia
Sobre este aspecto, Juan Parés expresó su esperanza de que la experiencia del Covid-19 sirva a todas las empresas para aprender que los negocios deben ser “más humanos”. El altruismo que estamos viendo como reacción a la crisis nos conduce a “entender de otra manera las relaciones globales en cuanto a cooperación”. En este punto el empresario cántabro se mostró también muy preocupado por la aparente relajación que se está viviendo en la lucha para frenar el cambio climático, un “problema claro” de consecuencias mucho más graves que la pandemia de Covid-19.
La fuerza de las asociaciones territoriales de Empresa Familiar
A este respecto, Juan Parés consideró que la Empresa Familiar debe jugar más un “papel beligerante para que el mundo se rija por lo que es humanamente justo”. En su opinión la sociedad no está escuchando todo lo que las familias empresarias tienen que decir, especialmente la Administración “porque todos estamos sujetos a distintas reglamentaciones”.
Por su parte, Pontvianne también situó a las asociaciones territoriales como vía para hacer llegar las necesidades de las empresas familiares a las diferentes administraciones regionales y que estas, a su vez, las trasladen al Gobierno central. “Estamos en una crisis sanitaria pero ahora viene una crisis económica y tenemos que trabajar con unos presupuestos diezmados y con una situación muy complicada, por lo que van a tener que contar con nosotros, y nosotros tenemos que estar ahí y trasladar nuestras medidas”, señaló.
Pontvianne también se lamentó de la negativa imagen que se quiere transmitir del empresario en estos momentos desde algunos sectores, por lo que abogó por dignificar su labor. “Aquí no somos nosotros y ellos, sino que somos todos, y tenemos que salir de esa lucha de clases, porque aquí estamos todos subidos”, aseguró.
En la jornada virtual también han intervenido los presidentes de ADEFAM, Alberto Zoilo Álvarez; de ACEFAM, Paloma Fernández, y el presidente de Honor de EFCL, Juan Manuel González Serna, quienes han subrayado algunos valores diferenciales de las empresas familiares para afrontar los momentos de dificultad, como el compromiso con las personas y los territorios, la generosidad y la voluntad de seguir invirtiendo e innovando para adaptarse a las nuevas realidades del mercado.