Las búsquedas relacionadas con la robótica infantil no dejan de crecer, quintuplicándose en la última década. Miriam Bustos, fundadora de MyBotRobot, desvela las claves de este fenómeno
Las búsquedas relacionadas con robótica infantil se han quintuplicado en España en la última década. La progresión desde 2009 ha ido incrementándose lentamente y de manera constante. Es en el año 2012 cuando da el salto, y dejan de tener carácter puntual y limitadas a ciertos meses del año, a tener carácter continuo y sostenido, siempre con lógicas fluctuaciones.
Esta noticia es sin duda positiva, si se tiene en cuenta que todas las áreas que toca la robótica componen el nivel de alfabetización mínimo para el mundo laboral del futuro más próximo, que estará basado en la automatización de procesos.
Si bien el sistema educativo en España va incorporando lentamente estas habilidades al plan de estudios oficial, el ritmo no es el deseado para el desafío que se tiene por delante. Leyes y normas van siempre por detrás de los cambios sociales y productivos. Y el ámbito de la robótica educativa no es una excepción.
El sistema público de Educación se enfrenta en este caso a una transformación en recursos humanos (formación del profesorado), materiales (presupuesto para adquisición de nuevos equipos) y de modelos de aprendizaje (metodologías adaptativas frente a clases tradicionales).
Desde este punto de vista, la profusión de talleres y actividades extraescolares supone paliar por parte de los particulares esta carencia, al igual que otras iniciativas, como el proyecto de divulgación de robótica educativa y lúdica MyBotRobot.
¿Se puede ayudar a los más pequeños comprando robots para niños? «La respuesta es sí» como confirma Miriam Bustos, fundadora de MyBotRobot, «pero con ciertas precauciones», continúa. «Para que un robot cumpla su función educativa es necesario que sea programable. Si no, será un mero juguete, y de lo que se trata es formar, no consumidores de tecnología, sino creadores y creadoras de tecnología. Por otro lado hay que tener en cuenta el perfil del niño: si tiene alma de maker, es más sencillo introducir montaje. Si no es muy manitas, mejor decantarse por un robot ya montado».
Todos estos datos son alentadores, pero conviene no dormirse en los laureles. El abandono temprano de los estudios de muchos de los jóvenes, así como el número reducido de vocaciones en las ramas de ciencias hace necesario redoblar esfuerzos.
Otro caballo de batalla es la llamada ‘Brecha de género en Tecnología’, esto es, el número reducido de mujeres en carreras de este área. Conscientes de este hecho, y de que la robótica educativa es y debe ser inclusiva, un grupo de docentes de varias Comunidades Autónomas ha creado el espacio #RoboticaPorLaIgualdad, que funciona como hashtag en Twitter, recogiendo actividades y experiencias, y también como blog en el que aglutinar el movimiento, que cuenta con el apoyo de HispaRob, la Plataforma Tecnológica Española de Robótica, constituida como asociación sin ánimo de lucro.