Miryam Briz / Negocios Castilla y León – 9 Feb.
Interminables playas de arena blanca, tan suave que al caminar sobre ella acaricia tus pies, lagunas azul turquesa y arrecifes de coral llenos de impresionantes peces de colores que parecen acudir a saludarte cuando paseas por la orilla del mar… Si existe el paraíso, seguro que debe parecerse a Maldivas. Y es que este país, situado en medio de la inmensidad del Océano Índico, presume de ser uno de los pocos lugares del mundo que conserva su estado natural. Si a ello le sumamos su clima cálido y húmedo durante todo el año, con una temperatura media de entre 29 y 32 grados, no es de extrañar que estas islas se hayan convertido en uno de los destinos turísticos más codiciados del momento.
Maldivas podría describirse como una guirnalda de 1.200 islas agrupadas en 26 atolones dispersos en un área de 90.000 kilómetros cuadrados y lo más curioso es que tan sólo un 1% de esta extensión está situado por encima del mar. Este país es un lugar donde las cifras son, cuanto menos, sorprendentes: tan sólo 200 de estas islas están habitadas mientras que 90 han sido explotadas única y exclusivamente para el turismo. Su capital es Malé, una pequeña y acogedora ciudad que vive dedicada al mar. Su extensión es de menos de 2 kilómetros de largo por 1 de ancho, pero en ella viven cerca de 100.000 personas. Es aquí donde se encuentran los principales monumentos del país: la Gran Mezquita de cúpula dorada, el palacio nacional y el mercado, los únicos edificios de toda la zona que se elevan por encima de los cocoteros.
Este universo de postal se rige por una ley no escrita “No news, no shoes” o lo que lo mismo “Ni noticias, ni zapatos”. Maldivas está concebido como un lugar para olvidarse del mundo, para relajarse y disfrutar. La arena de sus playas es tan fina y está tan integrada que muchos de los hoteles ni siquiera tienen asfalto lo que hace que ponerse los zapatos caiga en el olvido. La palabra desconexión cobra tanto sentido en este paradisíaco lugar que incluso pedir una habitación con televisión puede considerarse un gesto de mal gusto. Aquí no existe el turismo masificado, no hay que madrugar para poder tener el mejor sitio en la playa. Aquí sólo hay que preocuparse de disfrutar de la tranquilidad que lo envuelve todo, tomar el sol, pasear por la playa, contemplar puestas de sol inolvidables y disfrutar del impresionante fondo marino.
Pero, aunque pensar en Maldivas sea sinónimo de pensar en relax, lo cierto es que estas islas también son aptas para aquellos a los que les gusta vivir aventuras como la de sumergirse en un documental sobre la vida marina a través del buceo o snorkel. La combinación de sus aguas cálidas y las permanentes corrientes proporcionan un mundo submarino extraordinario repleto no sólo de corales sino también de cientos de extraordinarias especies que van desde los peces de arrecife hasta las rayas, las mantas o los tiburones ballena. Precisamente estos son otro de los grandes atractivos de la zona ya que son muchos los hoteles que dedican determinadas horas al día a alimentar a estos animales para disfrute de los turistas. Pero si hay un animal que sorprende a los viajeros en estas islas ese es el pez volador: gracias a su cola, que puede sacudir hasta unas 70 ves por segundo, pueden dar saltos fuera del agua para huir de los depredadores que les persiguen alcanzando una velocidad de 60 kilómetros por hora. Todo un espectáculo del que se puede disfrutar mientras te estás trasladando en barco de una isla a otra.
Aquí también hay lugar para otros deportes como el vóley-playa, el tenis, el kayak, el surf o la pesca, especialmente la pesca nocturna. Esta última se convierte en una sorprendente experiencia ya que en esta zona tiene lugar un fenómeno llamado bioluminiscencia que hace que el mar proyecte una luz brillante y fluorescente cuando está agitado y entonces el agua brilla como si tuviese cientos de pequeñas lucecitas en su interior. Es uno de esos espectáculos de la naturaleza que merecen ser vistos al menos una vez en la vida. Lo mismo ocurre con los viajes en hidroavión: las panorámicas de los atolones y las villas flotantes desde el aire dejan a más de uno con la boca abierta.
Si Maldivas es un lugar perfecto para aquellos que quieren relajarse o vivir aventuras, también es un destino ideal para los que quieren viajar en plan romántico y disfrutar de su pareja. Cenas románticas junto al mar, veladas en banco de arena virgen con chef y camareros privados, almuerzos a seis metros de profundidad o excursiones de un día completo a una isla deshabitada para disfrutar de la máxima intimidad. Todo esto sin olvidarse de los increíbles spas y centros de bienestar repartidos por las islas o los cruceros nocturnos bajo un increíble cielo estrellado. No es de extrañar que estas islas se encuentren en los destinos más populares para disfrutar de la luna de miel y que incluso sean muchas parejas las que elijan este paraíso tan particular para darse el sí quiero.
No. Está claro que no hablamos de unas vacaciones baratas, pero lo que es seguro es que es entre difícil e imposible no olvidarse del stress en Maldivas porque de esos destinos que te invitan a descansar, a soñar, a olvidarte de todo y dejar que el tiempo se escape entre los dedos.