Seis alumnos del Grado Superior en Dirección de Cocina de GSD IS Buitrago han demostrado que la Formación Profesional Dual no solo forma a grandes cocineros, sino también a grandes personas. En su segundo examen práctico, diseñado como un exigente servicio real de restaurante, al más puro estilo de los concursos televisivos, cocinaron, crearon y defendieron ante un jurado profesional un menú completo que fusionaba técnica, creatividad y trabajo en equipo: los ingredientes clave del modelo educativo de GSD

Seis alumnos de primer curso del Grado Superior de Dirección de Cocina de GSD IS Buitrago han sido evaluados en el segundo de sus tres exámenes prácticos finales, enfrentándose a una prueba tan exigente como emocionante, inspirada en el atractivo formato de los concursos televisivos. Este tipo de prueba no solo mide destrezas técnicas, sino que resume la filosofía educativa del centro: un modelo basado en la Formación Profesional Dual, donde la experiencia real en entornos laborales se integra desde el primer momento con el aprendizaje en el aula e instalaciones del centro.

Durante la prueba, los alumnos –Luca Colángelo, Ndioga Niang, Alkés Estremera, Pablo Martín, Marta Herrera e Inmaculada Vázquez– trabajaron en equipo para elaborar un menú completo, con aperitivos, dos entrantes, plato de pescado, carne, prepostre y postre.

La propuesta culinaria era verdaderamente interesante. El menú comenzaba con croquetas de puerro y cecina, y cazuelita de revolconas con chistorra. Como entrantes: tiradito de lubina con fruta de la pasión y cebolla roja crujiente, y un ragout de setas con huevo a baja temperatura y salsa de parmesano. El plato de pescado fue un bacalao al pil pil con micropisto de calabacín, seguido de una carrillera de ternera glaseada con patata como propuesta cárnica. Para cerrar, un prepostre de yogur, melón y frutos rojos y un postre final con chocolate, caramelo y curry.

Cada elaboración fue ideada por ellos mismos, a partir de los conocimientos, habilidades y valores aprendidos a lo largo del curso. Guiados por su profesor José Ouro, que supervisó la prueba sin intervenir directamente, los estudiantes pusieron en práctica técnicas de alta cocina, creatividad y, sobre todo, coordinación y trabajo conjunto, elementos esenciales en su futura vida profesional.

Este tipo de pruebas prácticas forma parte del enfoque distintivo de GSD IS Buitrago, donde la FP Dual se vive desde el primer año. La enseñanza da el mismo valor al aprendizaje técnico que al desarrollo humano. Tal y como explica Gema Siguero, subjefa de estudios y miembro del jurado, «en GSD todos los grados superiores son duales. El primer año lo pasan en el centro, y el segundo en una empresa. Damos tanta importancia a lo aprendido en clase como a lo aprendido en la cocina real. Eso garantiza una inserción laboral cercana al 100%». Además, recalca, se anima a los estudiantes a explicar sus elaboraciones. «No solo deben saber cocinar, también deben ser capaces de comunicar su proceso creativo, justificar sus decisiones y compartir su visión», añade.

El jurado estuvo compuesto por profesionales, docentes y representantes institucionales que valoraron tanto el producto final como el proceso: técnica, limpieza, organización, expresión oral e inspiración personal. Entre ellos estuvieron Javier del Valle, alcalde de Buitrago; José Zambrano, concejal de Deportes; Isabel Blanco, del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid; Ignacio Merino, presidente de la Asociación Sierra Norte Gastronómica; y el propio director del centro, Javier Blázquez. Fue una evaluación técnica, pero también humana. Los comensales evaluaron la experiencia gastronómica, mientras que el profesorado y otros expertos analizaron la ejecución profesional.

El profesor José Ouro destaca la evolución de sus alumnos. «Han aprendido a manejar la presión de un servicio real. Eso es clave, porque en segundo curso trabajarán directamente en una cocina profesional. Queremos que salgan preparados para lo que hay ahí fuera», afirma el profesor. Ouro también subraya el valor de los vínculos creados. «Estos chicos no solo cocinan bien. Son buenas personas. Aquí aprenden que en una cocina nadie es más que nadie, que no pasa nada por pedir ayuda y que el trabajo en equipo es la base del éxito. Se llevan esos valores marcados a fuego», sigue.

Luca Colángelo, uno de los alumnos, confesaba que su pasión por la cocina va más allá de las recetas. «Me gusta hacer feliz a la gente a través de mis platos. En GSD he aprendido a organizarme, a controlar los tiempos y a crear mi estilo». Su sueño es montar un pequeño restaurante en una isla, donde pueda fusionar cocina y coctelería. Ndioga Niang, especializado en postres, destacaba lo que ha aprendido en cuanto a innovación culinaria. «Quiero tener mi propio restaurante aquí en Buitrago. Aquí me siento como en casa. Me han tratado muy bien y he aprendido mucho».

Alkés Estremera, creador del tiradito de lubina y de la carrillera de ternera, reconoce que GSD le ha ayudado a profesionalizar una vocación que tenía desde niño. «Me gustaría abrir un restaurante en una ciudad grande, como Madrid, donde combinar tradición con técnica moderna». Admira a chefs como Dabid Muñoz, pero también a su profesor, José Ouro. «Nos ha puesto en una situación real que ha exigido lo mejor de nosotros mismos. Ha sido un gusto trabajar con él», señalaba. Inmaculada Vázquez, quien presentó un bacalao al pil pil como parte del menú, coincide en la importancia de lo aprendido sobre trabajar en equipo. «Soy más paciente y organizada. Y también capaz de acompasar mis tiempos con los de mis compañeros. Me hace feliz emocionar a los demás con la cocina», afirmaba la joven chef.

Lejos de ser una simple prueba, esta experiencia resume lo que representa el modelo educativo de GSD IS Buitrago: una formación profesional de calidad, orientada a la empleabilidad, pero también al crecimiento personal. El centro fue pionero en aplicar la FP Dual desde 2012, antes incluso de que su implementación fuese obligatoria. Como señala Javier Blázquez, director del centro, «ponemos el acento en que nuestros alumnos sean artistas en la cocina, pero sin olvidar nunca los valores humanos».

En palabras del alcalde, Javier del Valle, GSD ha supuesto un cambio profundo para la localidad, y en general para la Sierra Norte de Madrid. «Gracias a GSD, nuestros jóvenes no tienen que desplazarse cada día a Madrid. Esto retiene talento en la zona. Muchos GSD deberían existir en la Sierra».

La jornada terminó con satisfacción general. Los platos convencieron al jurado, los alumnos defendieron sus ideas con seguridad, pero con algo de timidez, y el servicio se completó con éxito. Como resumía Isabel Blanco, representante del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid, «el menú era verdaderamente suculento. Lo único que os falta es perder el miedo a hablar en público, porque tenéis razones de sobra para estar orgullosos».

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