El impacto del Covid-19 está siendo de tal magnitud que ya hay pocas dudas de que va a transformar en el medio plazo nuestro mundo social, político y económico. Vamos a vivir cambios sustanciales que nos conducirán inexorablemente a nuevas concepciones de los elementos de poder y soberanía de los estados, con una interpretación completamente novedosa de conceptos clásicos de la defensa, la seguridad, como bio poder o poder digital, que ahora se van a conectar aún más; vendrán cambios en el sistema financiero y bursátil, espacio en el que el concepto de pánico campa a sus anchas y obliga a intervenciones del dinero público, y no cabe sino esperar cambios radicales en el escenario geopolítico, con nuevos puntos de fricción entre superpotencias como China y Estados Unidos o replanteamientos de las figuras supranacionales desde las más globales como la ONU, el FMI, el Banco Mundial, la muy cuestionada OMS, a los espacios de cooperación regional como la UE, MERCOSUR, cuando las fronteras reaparecen, y populismo y nacionalismo pescan en aguas revueltas.
El Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada ha analizado cómo puede ser el mundo después del coronavirus y ha detectado algunas tendencias que, aunque en este momento sólo estén en fase de mínima percepción, sí nos pueden dar una idea de a qué escenarios nos debemos enfrentar en el medio plazo.ARTÍCULO RELACIONADO
Tendencias para un mundo después del Covid-19
- Reinventar los mercados financieros. El mundo del dinero, los mercados bursátiles y de la inversión, entraron en pánico en el minuto uno de las crisis del coronavirus, agravando la sobrereacción de lo ocurrido en 2008, como si nada se hubiese aprendido. Han mostrado su debilidad extrema y la necesidad de que gobiernos y bancos centrales acudan a taponar los agujeros del sistema. El intervencionismo económico, con sus planes de salvamentos asociado, se refuerza como elemento de vigilancia y control del sistema financiero global.
- Digitalizarse o morir. Esta crisis sanitara no es algo excepcional. Se va a repetir en los próximos años de formas impredecibles y diferentes. Las medidas de confinamiento pueden formar parte de nuestro catálogo de costumbres y hábitos en un futuro próximo. La digitalización, como herramienta esencial de todo proceso de trabajo a distancia, va a ser decisiva para mantener la capacidad productiva a muchos niveles. Incluso las actividades eminentemente presenciales van a tener que buscar su propio proceso de digitalización para sobrevivir. Operar en remoto va ser nuestro entorno habitual de trabajo.
- Hay que fabricar en casa. La deslocalización salvaje de los últimos decenios ha provocado que en situaciones de crisis haya que ponerse a la cola para obtener suministros esenciales en muy pocos proveedores. El concepto de reservas estratégicas, que se limitaba apenas al mundo energético, se expandirá al tecnológico y al biotecnológico y obligará a un control industrial de determinadas actividades para garantizar la seguridad de todos los ciudadanos, con tendencia a modelos autárquicos, donde el sector primario se ha convertido en estrategico
- El saber se hace estratégico. El coronavirus ha generado esta pandemia porque ha cogido desprevenidos a todos; y lo ha hecho, básicamente, porque nadie sabía nada de cómo era capaz de expandirse y de generar tanto daño. Tener ese conocimiento se ha vuelto, de repente, estratégico. Un conocimiento global, que abarca todo el espectro de datos asociados a la pandemia, desde la propia biología de virus a la estructura socio-sanitaria de la población. De nuevo los datos van a ser esenciales y su control y manejo generará un nuevo tipo de inteligencia esencial para la vida de cualquier nación. El control de los datos de las estadísticas de salud, de los datos que hay en la tarjeta sanitaria de cualquier ciudadano, de la investigación científica, de la estratificación social, del consumo, del sistema financiero, va a sufrir una intervención drástica de los poderes públicos, convencidos de que quien controla sus datos controla su soberanía, enfrentado el debate entre los sistemas de protección de datos personales y la seguridad de todos.
- Vuelven las barreras. Las estructuras supra nacionales, como la Unión Europea, muestran en estas crisis sus debilidades y se refuerza el retorno de las fronteras físicas y la búsqueda de soluciones individuales por parte de cada estado-nación, incluso de regiones y ciudades. O la UE se dota de instrumentos de actuación inmediata asumidos por todos o corre el riesgo de convertirse en una anquilosada estructura burocrática de utilidad comprometida y a no tan largo plazo desaparecer convertida en una mera estructura de comercio y aranceles, recuperando el superado adjetivo de Unión “Económica”. Las barreras internas también pueden activarse ante estas crisis y la cohesión interna en países como España, Bélgica, Hungría, y otras repúblicas bálticas, puede verse muy afectada, donde se puede percibir que el problema ya no es Bruselas sino Madrid, agravado en otras naciones y en estas por los movimientos populistas tanto de izquierda como de derecha que encuentran en el sufrimiento social su caldo idóneo de cultivo
- La guerra fría se reinventa. El mundo ha asistido perplejo al enfrentamiento entre China y Estados Unidos con ese intercambio de reproches sobre virus chinos o virus militares USA, lo que permite aventurar que se avecina un nuevo pugilato entre grandes potencias, en una reverdecida guerra fría. China, desplazada hacia el oriente, que aparecía ente el mundo entero como la culpable de estas catástrofe sanitaria mundial está reinventando su discurso y ya no se muestra como parte del problema sino de la solución. Su “diplomacia de la mascarilla”, llevando ayuda sanitaria a todas partes, le está proporcionando una nueva imagen que contrasta con la desplegada por Trump y sus muros.
Jesús Sánchez Lambás, Vicepresidente Ejecutivo del Instituto Coordenadas, señala que “el mundo no va a ser igual después de la pandemia. Es necesario empezar a analizar cómo van a ser esos cambios, a definir con la máxima precisión los escenarios del futuro. Estamos ante riesgos que apenas conocíamos y tenemos que dotarnos de nuevas herramientas para garantizar nuestra seguridad a todos los niveles. Este análisis del Instituto Coordenadas es un primer paso en esa dirección y sólo busca iniciar un debate amplio que permita abrir ventanas a nuevas realidades y a nuevas soluciones”.