El ecosistema del bosque alcornocal, también conocido como La Dehesa, es una joya natural única en el mundo. Portugal lidera con un 34% de la superficie mundial, seguido por España con un 27%, Marruecos con un 18% y Argelia con un 11%.
El sector en España genera una facturación anual de 515 millones de euros, donde el 85% de las transacciones corresponden a la producción y comercialización de tapones. Las exportaciones representan el 50% del negocio, con destinos principalmente en Francia, Portugal e Italia, y en menor medida en EE. UU. y China. Las regiones de Cataluña, Andalucía y Extremadura albergan la mayor concentración de empresas corcheras, generando alrededor de 3.000 empleos durante la temporada de recolección del corcho.
La extracción de corcho en Andalucía, es un proceso tradicional y sostenible que tiene lugar principalmente en las regiones mediterráneas, donde los alcornoques (Quercus suber) son abundantes. Este proceso se realiza de manera cuidadosa para garantizar la preservación del árbol y la calidad del producto extraído. La fecha en que se realiza la recolección varía según el ciclo de crecimiento del árbol y las condiciones climáticas locales, pero suele llevarse a cabo cada 9 a 12 años, una vez que la corteza ha alcanzado el grosor adecuado para ser extraída sin dañarlo.
Las propiedades de este recurso son diversas y lo convierten en un material único y versátil. Uno de sus aspectos más destacados es su capacidad de ser un excelente aislante térmico y acústico, lo que lo hace ideal para aplicaciones en la construcción, como revestimiento de suelos, paredes y techos. También es ligero, resistente al agua, elástico y flexible, lo que lo hace adecuado para la fabricación de tapones de botellas de vino y otras bebidas, así como para productos como suelas de zapatos, paneles de decoración, juguetes, entre otros.
En cuanto al proceso de la recolección, este se lleva a cabo de forma manual por expertos conocidos como «corcheros». La extracción comienza haciendo un corte circular alrededor del tronco del alcornoque, llamado «descorche», para separar la corteza del árbol. El proceso se realiza con cuidado para no dañar el tejido subyacente del árbol, ya que éste puede vivir más de 200 años y ser descortezado varias veces a lo largo de su vida útil.
Una vez extraída la corteza, ésta se apila y se deja secar al sol durante varios meses para eliminar la humedad y mejorar sus propiedades. Posteriormente, se lleva a cabo el proceso de elaboración del corcho, que incluye la clasificación, limpieza, tratamiento y corte en diferentes formas y tamaños según su uso final.
Es una actividad económica importante en varias regiones, generando empleo y contribuyendo a la conservación de los bosques de alcornoques y el ecosistema asociado. Es una práctica arraigada en la cultura y tradición de muchas comunidades, que han aprendido a manejar de forma sostenible este recurso natural renovable.
“Descubre cómo gestionamos la extracción de corcho de manera responsable, asegurando que este recurso natural siga siendo una fuente valiosa de ingresos y belleza”, comentan en Rogotex.
La recolección del corcho es una actividad meticulosa que se lleva a cabo periódicamente para obtener un recurso valioso con características excepcionales. Su versatilidad lo convierte en un material ampliamente demandado en diferentes sectores industriales, desde la construcción hasta la fabricación de productos de consumo cotidiano. Esta práctica sostenible no solo contribuye a la economía local y al empleo, sino que también promueve la preservación de los bosques de alcornoques y su biodiversidad, destacando el equilibrio entre la utilidad humana y la conservación ambiental.