Desde mediados del siglo XX, la jornada laboral de cinco días se ha mantenido sin fisuras. Ahora bien, desde hace algunos años que se debaten propuestas sobre si es acorde modificar esta norma y si es viable convertir la jornada laboral en cuatro días, manteniendo los resultados y el salario. Según una encuesta de HAYS, el 71% de los empleados españoles prefiere este formato reducido al actual de cinco días laborales.
Sin embargo, cuando se pregunta por los principales cambios para mejorar la conciliación laboral, la reducción de jornada (a cuatro días laborales o de horas) solamente el 23% de los trabajadores opina que es una buena medida. Destaca el 34%, que opina que la conciliación actual ya es buena, mientras que el 20% pide más flexibilidad y el 18% solicita más teletrabajo.
Salvador Sicart, director de HAYS Response y HAYS IT Services en España, apunta que “lo más significativo es cuando se pregunta qué se podría hacer para mejorar la conciliación, ahí vemos que reducir la jornada laboral es una medida más, pero no la principal”. “Hay una corriente favorable hacia esta iniciativa, pero también es la típica idea que cuando empieza parece buena pero luego no lo es tanto cuando se analizan bien los beneficios y las contrapartidas”, añade.
Entre los motivos por los que la mayoría de empleados que es partidario de implementar la jornada de cuatro días laborales, el principal driver es la mejora de la motivación de los trabajadores (54%). También es importante resaltar la mejora de la productividad (35%).
Por otro lado, los factores que llevan al 29% de los empleados a valorar negativamente esta medida son: tener más estrés por trabajar menos horas (29%), ser menos productivos (28%), y tener peores resultados por trabajar menos horas (19%).
Sicart comenta que “en el entorno actual en el que cada vez hay más componentes variables en los salarios, quizás hay empleados que con este tipo de medidas lo tienen más difícil para conseguir sus objetivos”. “Se trata de una medida work in progress, pero tenemos que ser conscientes de que no podrá contentar a todo el mundo. Si se favorece a más a la conciliación, quizás repercute en el salario y en los resultados, por lo que las empresas que lo adopten tendrán que priorizar qué problema quieren resolver”, destaca.