Cualquiera que eche la vista atrás, podrá recordar con facilidad que hubo un tiempo en el que las ciudades estaban plagadas de grúas, cada una de las cuales indicaba que un nuevo edificio estaba siendo levantado.
Con la llegada de la crisis las construcciones se paralizaron, las grúas desaparecieron y muchos de los que habían apostado por invertir en inmuebles sufrieron un duro golpe.
Sin embargo, y ahora que las grúas habían regresado a las ciudades, aunque en menor número, llega el coronavirus y genera una gran crisis sanitaria con graves consecuencias sociales y económicas.
Pero no se debe ver solo lo negativo, entre las pocas cosas positivas inherentes al virus se encuentra la enorme disminución de la contaminación atmosférica, así como el regreso de aves y otro tipo de animales a las ciudades. Unas ciudades que no son sino espacios robados a la naturaleza y creados por y para el hombre sin tener en cuenta el impacto que esto causa en un entorno natural del que el ser humano no es dueño.
Pero, además de las consecuencias anteriores, evidentes en las ciudades más grandes, se han producido otras, como la disminución en la generación de determinados residuos, como es el caso de los generados en la construcción.
Y es que, pese a que la mayoría de mortales desconocen este tipo de datos, lo cierto es que, tal y como indican desde EASO, empresa que cuenta con más de 35 años de experiencia en la gestión de residuos no peligrosos, “de todos los residuos que se generan en la Unión Europea, aproximadamente un 35% provienen de la construcción, lo que supone miles de toneladas, motivo por el cual existe una normativa específica en el tratamiento de este tipo de residuos”.
De hecho, la legislación en la materia exige que para el tratamiento de diversos materiales sean necesarias autorizaciones y permisos especiales. “La legislación española relativa a la retirada de residuos provenientes de la construcción es clara, pero puede resultar compleja según la cantidad y tipo de materiales de los que se esté hablando”.
Por eso, y a fin de cumplir las leyes, muchos deciden optar por la contratación de servicios como los de la empresa EASO, que se ocupa de la gestión integral de residuos no peligrosos, evitando de esta forma quebraderos de cabeza innecesarios y ya de paso contribuyendo a la eliminación responsable de los residuos, algo que la naturaleza agradecerá.