Esta lesión es frecuente en deportes de contacto o de cambios bruscos de dirección, como fútbol, baloncesto, balonmano o esquí
El ligamento cruzado anterior (LCA) es una estructura indispensable en la rodilla, que aporta estabilidad y permite tanto la práctica deportiva como las actividades cotidianas. Así lo explica Adrián Cuéllar, traumatólogo de Policlínica Gipuzkoa, quien recuerda que su rotura es una de las lesiones más temidas por deportistas y personas activas.
Las roturas de este ligamento suelen producirse en deportes de contacto o de cambios bruscos de dirección. «Es frecuente en futbolistas, pero también lo vemos mucho en jugadores de balonmano, baloncesto, esquiadores e incluso montañeros que, al bajar el monte, bloquean el pie, giran la rodilla y rompen el ligamento», señala.
En España, se estima que aproximadamente una de cada 3.000 personas sufre una rotura del ligamento cruzado anterior (LCA) cada año. En el ámbito profesional, concretamente en la Primera División del fútbol español, se registra una media de 11 lesiones de este tipo por temporada, lo que representa una incidencia de 0,0016 por cada 1.000 horas de juego.
Tras la lesión, el paciente suele notar una inflamación inmediata y una sensación de inestabilidad. «El ligamento sangra, se produce un derrame y, en muchas ocasiones, si hay mucha tensión, debemos evacuar ese líquido. Una vez baja la inflamación, el síntoma más típico es que la rodilla ‘falla’». Para confirmar la rotura, se realiza una exploración clínica y una resonancia magnética, que permite ver si el ligamento está roto total o parcialmente.
Tratamientos quirúrgicos y conservadores
La mayoría de las veces, el tratamiento es quirúrgico y consiste en reconstruir el ligamento con tejido del propio paciente. «La reconstrucción se realiza habitualmente con tejido del propio paciente extraído de los isquiotibiales, del tendón rotuliano o el tendón cuadricipital. Otra opción es recurrir a injertos de banco de tejidos, aunque lo ideal, siempre que se pueda, es usar tejido propio, ya que la integración es mejor y el riesgo de re-rotura, menor», apunta Cuéllar.
En roturas parciales o en pacientes con baja demanda deportiva, puede optarse por un tratamiento conservador, basado en el fortalecimiento muscular del cuádriceps y los isquiotibiales. «El objetivo es estabilizar la articulación mediante un buen tono muscular«, añade.
Rehabilitación y vuelta al deporte
La recuperación tras una rotura del ligamento cruzado anterior (LCA) varía según haya lesiones asociadas, como la del menisco. Si este se ha suturado, se limita la carga y movilidad el primer mes; si no, el paciente puede caminar y comenzar ejercicios desde el primer día. A partir del segundo mes, la rehabilitación es similar en ambos casos. El traumatólogo de Policlínica Gipuzkoa explica que los deportes sin impacto pueden retomarse entre los dos y tres meses, correr a partir de los cuatro o cinco, y los deportes con giro e impacto, entre los 10 y 12 meses.
Prevenir completamente la rotura del ligamento cruzado es complicado, ya que muchas veces es consecuencia de un accidente. «La mejor forma de reducir el riesgo es mantener un buen tono muscular y realizar un calentamiento adecuado antes del ejercicio», afirma Cuéllar.
La experiencia de Policlínica Gipuzkoa en este tipo de lesiones tendrá un papel destacado en el Congreso Nacional AEA-SEROD de 2025, que se celebrará en San Sebastián. «Es un congreso de artroscopia en el que compartimos los avances técnicos y los resultados de las distintas cirugías entre especialistas de todo el país. Es un punto de encuentro clave para seguir mejorando la atención a nuestros pacientes», concluye Cuéllar.
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¿Qué es la rotura del ligamento cruzado anterior?. Dr. Adrián Cuéllar.