Guisos que reconfortan y una terraza donde el tiempo se detiene para disfrutar de la buena mesa sin artificios ni postureo
Ana S. Diéguez
Escondido cerca de la antigua Clínica Puerta de Hierro en Madrid, el restaurante Del Caz tiene todo lo necesario para engancharnos desde la primera visita. Una sensacional comida casera, una encantadora terraza y un ambiente tan relajado que hace que perdamos la noción del tiempo.
Los artífices de este maravilloso local son Rosa Sanjuan del Caz, cocinera y propietaria, y su marido Cándido Llorente. Rosa, defiende la cocina tradicional siempre con una sonrisa en su rostro y una buena dosis de oficio. En la carta de Del Caz manda la cuchara y no podemos perdernos sus sabrosos callos, unas irresistibles verdinas con nécoras, las clásicas lentejas que nos trasladan a la infancia con cada cucharada y sus famosos caracoles que no cesan de cosechar adeptos. Platos que saben a esos entrañables domingos en familia, pero con un toque actual y mucho mimo en el producto. También hay joyas más discretas, pero igual de adictivas, como la croqueta de huevo, que debería tener su propio club de fans, o la ventresca a la plancha, tan jugosa que se deshace en la boca.
Los postres caseros mantienen el listón muy alto. La tarta de chocolate y galletas es un pedacito de nuestra niñez y el flan de queso deja claro que aquí lo casero no es un eslogan, sino una forma de vida. Para acompañar la impecable cocina de Del Caz, tenemos una cuidada bodega que selecciona Cándido personalmente. No se complica y consta de pocas referencias, pero bien escogidas y a precios más que razonables. Una forma perfecta de maridar cada plato y otorgar el protagonismo a su impecable recetario.
Nuestra velada en Del Caz comenzó con unas exquisitas verduras escabechadas que prepara Rosa cada mañana con mucho cariño, al igual que el pollo escabechado que probamos a continuación. Recetas clásicas y sin sobresaltos, que nos condujeron a una llamativa croqueta de huevo que es un verdadero espectáculo. Una sorprendente elaboración que no cesa de cosechar adeptos y que sin duda alguna, nos hará volver muy pronto.














Los platos de cuchara están siempre muy presentes en la carta de Del Caz y en esta ocasión nos deleitaron con unos otoñales garbanzos con castañas y espinacas que logran entonar el cuerpo con cada cucharada, aunque hemos de confesar que el disfrute se prolongó con los exquisitos mejillones en salsa picante que probamos a continuación y que nos hicieron mojar en su adictiva salsa.
Terminamos con un elegante pato asado que llega a la mesa acompañado de una fresca ensalada de lechuga y cebolla. Una elaboración que solo preparan por encargo y que merece la pena probar, pero siempre dejando lugar para probar los postres caseros que harán las delicias de los más golosos. El flan de queso fue nuestra elección y se convirtió en el broche final perfecto de la velada.
Del Caz se ha convertido en una parada obligada en la capital. Un encantador restaurante que no necesita reinventarse cada temporada, porque ya ha encontrado su fórmula perfecta, que se resume en buena comida y un trato cercano y sin pretensiones, que logra que siempre nos sintamos como en casa. Por eso, nada más irnos… ¡Ya estamos pensando en volver!
DEL CAZ
Dirección: Calle del Dr. Juan José López Ibor, 24
Moncloa-Aravaca 28035 Madrid
Teléfono: 913 86 31 03
Web: https://www.delcaz.es/
Ticket Medio: 30€

