El presupuesto de un club deportivo es imprescindible para que sea viable. Como cualquier empresa, necesitan disponer de una gestión financiera sostenible que sea capaz de cubrir los gastos y generar una serie de ingresos que son esenciales para sus asociados.
Pero, ¿cómo se hace un buen presupuesto?
En primer lugar es necesario saber cuáles podrían ser los ingresos con los que se puede contar.
Las cuotas de los deportistas y de los socios, los acuerdos o patrocinios, la venta de lotería o boletos de rifas, las subvenciones o las donaciones suelen ser los principales ingresos con los que se puede contar, salvando que se hagan también algunos productos de merchandising, dependiendo del deporte, que puedan ser del interés del público adquirir.
Sabiendo esto, es clave ahora ver cuáles serán los gastos para que las cuotas y demás ingresos sean capaces de cubrirlo.
En este sentido, se incluirían los gastos operativos como salarios, de haberlos, el alquiler y mantenimiento de las instalaciones deportivas y sus gastos derivados como luz, agua, etc. Siendo estos los gastos más llamativos, habría que sumar también las equipaciones deportivas y los equipos que se necesiten para la práctica de cada deporte y, en algunos casos, los desplazamientos y alojamientos en caso de competiciones fuera de la provincia.
“Hay fórmulas para tratar de abaratar los costes, pero hay que tener en cuenta ciertas prioridades. Es clave que los equipos cuenten con uniformes que identifiquen a sus socios en las competiciones y en las áreas deportivas no solo por ofrecer una imagen corporativa potente sino también porque es una forma fácil de localizar a los equipos en el exterior” explican desde Alternativa Transfer, especializados en la personalización de ropa deportiva.
A partir de estas cifras, es básico poner un plazo, realizar un seguimiento y llevar un registro actualizado de todos los gastos e ingresos reales para que se comparen con las previsiones. En este contexto, de ser necesario, se pueden ir tomando decisiones capaces de ajustar uno u otro.
“No hay que olvidar ir creando un fondo de reserva o emergencias que cubra ciertos imprevistos como la compra de material alternativo o incluso de algún arreglo en las instalaciones, aunque su mantenimiento suele llevar consigo aparejado, cuando se trata de grandes inversiones, de créditos a los que habría también que hacer frente y ver su viabilidad” explican desde los clubes.