El café, ya sea con leche, solo, cortado, con azúcar o sin ella, ha trascendido su función como una simple bebida para convertirse en un elemento socializador que ha generado toda una cultura a su alrededor, marcando su propio momento en la jornada diaria. En España, el consumo medio alcanza los 3,8 kilos al año por persona. Según los datos de la Asociación Española del Café (Aecafé), esta popular bebida llega a cerca de 235.000 establecimientos de hostelería, lo que equivale a la servida de casi 22 millones de tazas diariamente.
Estas cifras posicionan a España como líder en Europa en cuanto a la cuota más alta de ventas entre los proveedores de café para la hostelería y restauración. Además, en los hogares españoles, se consumen aproximadamente 44 millones de tazas al día, según los últimos datos proporcionados por la asociación.
Esta bebida aromática y estimulante, ha trascendido el ámbito matutino para convertirse en una tendencia que se disfruta en cualquier momento del día. Ya no es solo el desayuno el momento propicio para una taza, sino que su consumo se ha extendido a lo largo del día, creando una cultura a su alrededor. Esta tendencia ha dado lugar a una demanda creciente de especialidad, con consumidores ávidos de probar nuevas variedades, métodos de preparación y experiencias sensoriales únicas.
En este contexto, han surgido lugares especializados de alta calidad, donde los amantes de esta bebida pueden disfrutar de diferentes tipos de granos, tostados y preparaciones. Estos espacios, conocidos como cafeterías de especialidad, se han convertido en verdaderos templos para los aficionados, ofreciendo un ambiente acogedor y una experiencia sensorial completa que va más allá de solo beberlo.
Uno de los elementos clave en esta tendencia es la figura del barista, un profesional especializado en la preparación que juega un papel fundamental en la calidad y la experiencia del consumidor. Los baristas no solo dominan las técnicas de extracción y preparación, sino que también son capaces de crear bebidas personalizadas según los gustos y preferencias de cada cliente. Su conocimiento y habilidades han elevado el estándar de la industria, contribuyendo a la popularización de la cultura de especialidad.
“Desde que Juan Ferrer dio la vida a la marca en 1897, nuestro objetivo ha sido mantener nuestro mejor secreto: la calidad, el aroma y el frescor de nuestros cafés”, comentan en Catunambú.
Además de las cafeterías físicas, el auge de esta especialidad también se ha reflejado en el mundo digital. Las redes sociales y plataformas como Instagram han jugado un papel importante al permitir que los aficionados compartan sus experiencias, descubran nuevas tendencias y conozcan establecimientos recomendados. Esto ha creado una comunidad virtual de amantes del café que comparten su pasión y conocimientos, contribuyendo aún más a la difusión y consolidación de esta tendencia.
La tendencia de beberlo no solo se trata de una moda pasajera, sino que refleja una evolución en los hábitos de consumo y en la apreciación de esta bebida milenaria. Cada vez más personas buscan experiencias gastronómicas auténticas y de calidad, y el café de especialidad se ha convertido en una opción que satisface estas demandas. Desde disfrutar de un espresso en la mañana hasta degustar uno de filtro por la tarde o incluso uno helado en verano, la versatilidad y la calidad del café de especialidad han conquistado el paladar de muchos, convirtiéndolo en una tendencia que ha llegado para quedarse.