Bodegas Familiares Matarromera organizó la pasada noche un Encuentro entre Vino y Literatura con motivo del Centenario de Miguel Delibes, en el que los hijos del autor fueron los grandes protagonistas. La jornada, que tuvo lugar en la Bodega Renacimiento en Olivares de Duero y Bodega Emina, reveló algunas de las anécdotas más íntimas de Miguel Delibes gracias a los cariñosos recuerdos de dos de sus hijos Elisa y Adolfo Delibes; y en torno a uno de sus libros más autobiográficos, ‘Mi vida al aire libre: Memorias deportivas de un hombre sedentario’.
Precisamente su afición por el deporte fue el hilo conductor de la tertulia en la que se descubrió a un Delibes muy futbolero y seguidor, en primer lugar, del Real Valladolid y, en segundo, del Athletic de Bilbao. “A mi padre no le gustaban los equipos grandes porque decía que ya lo tenían todo”, comentó Adolfo a lo que Elisa apostilló: “Sus nietos siempre decían que el abuelo era más blanco que ellos pero que no le gustaba reconocerlo”.
Según sus hijos, el fútbol le “salvó” a Delibes en sus últimos años de vida cuando ya no tenía salud para ir de caza. Porque, rememoraron, ésta última ha sido una de las grandes pasiones del periodista y escritor vallisoletano. “Nuestro padre practicó, sobre todo, la caza menor. En sus propias palabras, un jabalí muerto era un cadáver y una perdiz un bodegón”, aseguró Adolfo.
La bicicleta, el tenis o caminar fueron otras de sus pasiones, a través de las cuales reflexiona sobre su vida, su familia o su entorno. Para el director de Relaciones Institucionales del Norte de Castilla y presentador del acto, Carlos Aganzo, “este libro es quizá uno de los más autobiográficos puesto que encontramos al Delibes real convertido en personaje por él mismo”.
A lo largo de los nueve capítulos del libro, Migue Delibes, hace referencia de forma constante a su amor por la naturaleza, una pasión que el presidente de Bodegas Familiares Matarromera comparte con el autor. Carlos Moro destacó del autor, sobre todo, su “limpieza de mente y honestidad”.
La jornada, a la que asistieron otros poetas, artistas y periodistas, finalizó con una cena en el Restaurante La Espadaña donde se maridó la literatura con los vinos Emina Verdejo y Emina Crianza, de Bodega Emina.
Sobre ‘Mi vida al aire libre. Memorias de un hombre sedentario’
Publicado por Delibes en 1989, esta obra traza su trayectoria vital de puertas afuera, cuando se echa a la calle o al campo a orearse, a aventurar preocupaciones o a disfrutar de la naturaleza. Se trata de uno de los libros más autobiográficos del autor vallisoletano que escribió en el verano de 1987. Él mismo lo contaba así a un periodista de El Norte de Castilla: “Estaba yo en un hotel de Madrid, cerca de la clínica Puerta de Hierro, haciendo tiempo para asistir a un acto, cuando me surgió la idea. Hasta el título me vino dado sin ningún esfuerzo, porque caí en la cuenta de una realidad: de que me había pasado la mitad de mi existencia, si no más, al aire libre”.
Sobre los Encuentros de Vino y Literatura
Los Encuentros de Vino y Literatura suponen una iniciativa de Bodegas Familiares Matarromera que marida, desde hace varios años, el arte de las letras con el arte de la elaboración de vinos de calidad. Ya este año, Andrés Pascual llevó su novela ‘A merced de un dios salvaje’ a Bodega Carlos Moro en San Vicente de la Sonsierra, en La Rioja. Por estos encuentros han pasado también Carmen Posadas y Juan Manuel de Prada, Rosa Villacastín y Lorenzo Silva, César Antonio Molina y Mercedes Monmany o el Premio Cervantes Sergio Ramírez.
Bodega Emina
Emina representa la línea más moderna de Bodegas Familiares Matarromera. Cuenta con dos bodegas, una en Ribera del Duero y otra en Rueda, lo que permite a la marca tener una gran diversidad de tipos de vinos: blancos, rosados, blancos fermentados en barrica, espumosos y diferentes tintos. Su presidente, Carlos Moro, creó en 2005 la Bodega-Museo del Vino Emina Ribera en Valbuena de Duero, donde se elaboran los vinos tintos de esta marca, junto al Restaurante La Espadaña de San Bernardo y muy próximo al Hotel Rural Emina. Posteriormente, creó Emina Rueda en el año 2007, donde elaboran los vinos blancos, blancos fermentados en barrica y espumosos del grupo vitivinícola, lugar donde se encuentra la Almazara Oliduero, también perteneciente a Matarromera. El pasado año Emina fue reconocida como “Mejor bodega abierta al turismo de España” por la Asociación Española de Ciudades del Vino (ACEVIN) por su idoneidad como centro de investigación y difusión de la cultura del vino y por su enorme atractivo como complejo enoturístico.