La receptividad uterina para acoger y anidar los embriones es un factor clave para el éxito de los tratamientos de fecundación in vitro (FIV). Diferentes estudios confirman que tanto el uso de la hormona de crecimiento como de plaquetas procedentes del plasma sanguíneo mejoran esta receptividad
Pese a los avances importantes de las técnicas de reproducción asistida, la tasa de éxito aún es relativamente baja y la tasa de nacimiento en el primer intento no supera el 30%. Las causas pueden estar relacionadas con problemas con los gametos (espermatozoides y óvulos) implicados en el intento, pero también por la capacidad del útero de acoger e anidar embriones sanos.
Si bien el resultado de la fecundación asistida está mayoritariamente condicionado por la calidad de los óvulos, que se reduce a medida que aumenta la edad de la madre, una tendencia parecida se observa incluso en los casos en los que se utiliza la donación de óvulos de mujeres jóvenes, lo que apunta a un factor uterino.
La edad de ser madre está aumentando progresivamente, debido a factores socioeconómicos y personales. «En estos casos las tasas de éxito de reducen progresivamente. Sin embargo, las tasas de nacimiento llegan al 80% cuando se utilizan óvulos de donantes de menos de 26 años de edad, independientemente de la edad de la madre receptora», señala el doctor Jan Tesarik, director de la Clínica MARGen de Granada.
A pesar de este elevado porcentaje de éxito, según el científico granadino, «aún existen casos de fallos repetidos de la FIV con óvulos donados, sin ninguna explicación aparente. Un fracaso que tiene que ver casi siempre con problemas en la receptividad uterina de los embriones transferidos.»
Para resolver este problema hay varias soluciones y el uso de la hormona de crecimiento es una de ellas. Otra alternativa es el uso de plaquetas procedentes del plasma sanguíneo que, como señala el doctor Tesarik en un artículo reciente «puede tener un resultado igual o, incluso mejor, que la hormona de crecimiento».
Las plaquetas sanguíneas
La sangre se compone del líquido, llamado plasma, y elementos corpusculares microscópicos, glóbulos rojos, diferentes tipos de glóbulos blancos y las plaquetas. Éstas, también llamadas trombocitos, son pequeños fragmentos celulares, carentes de núcleo. Circulan en la sangre de todos los mamíferos y están involucradas en la hemostasia, iniciando la formación de coágulos o trombos.
Una fracción de plasma enriquecido en plaquetas desde la sangre periférica obtenida de la paciente requiere el uso de sustancias anticoagulantes. De no ser así, las plaquetas participarían en la coagulación de la sangre extraída y se quedarían en el coágulo, resultante en la formación del suero que ya no contiene plaquetas individuales. A parte de su función fisiológica en la hemostasia, varios estudios han descubierto que diferentes factores liberados de las plaquetas pueden ser útiles en la medicina reparativa. El uso de las plaquetas para mejorar la capacitad del útero para acoger a los embriones está derivado de las mismas observaciones y ha sido confirmado clínicamente.
Según el director de la clínica granadina, «todavía faltan argumentos definitivos a favor del uso de una u otra alternativa, y seguimos buscando la respuesta a este dilema. Sin embargo, ambas técnicas dan mejores resultados que el método del raspado (scratching) endometrial, frecuentemente utilizado en los últimos 10 años.» Tesarik añade que «en nuestra clínica utilizamos las plaquetas en casos indicados para mejorar la implantación de embriones resultantes de la FIV ya hace años, y los resultados clínicos son muy buenos».
Al analizar la utilidad del uso de las plaquetas sanguíneas para paliar el problema de la receptividad uterina, la doctora Raquel Mendoza-Tesarik, directora del laboratorio de la Clínica MARGen, destaca que «la preparación del plasma enriquecido en las plaquetas es un método muy sencillo, y una sola muestra de sangre venosa es suficiente para tres aplicaciones intrauterinas».
Fuente Comunicae