Cobrar facturas se ha convertido en un arte para muchas empresas. Disponer de un buen producto o servicio, además de una atención envidiable y una amplia cartera de clientes ya no son sinónimos de éxito empresarial si no se presta atención a una correcta gestión de cobros.
Buenos conocedores de esta situación son las pequeñas y medianas empresas españolas. Según refleja el Informe Europeo de Pagos de Intrum, compañía líder en prevención y gestión de impagos, las pymes españolas esperan 109 días para entregar sus facturas pendientes a empresas especializadas en recobro. Todo ello a pesar de que el 21% de estas empresas de menos de 250 trabajadores aseguran sufrir problemas de liquidez como consecuencia de los impagos.
Ante esta realidad, con motivo del Día Europeo de las Pymes, los expertos de Intrum exponen cinco consejos a tener en cuenta para cobrar facturas impagadas:
El primero de ellos es anticiparse y prevenir. Ningún retraso en los pagos se soluciona solo. Por eso, es conveniente contar con una estrategia de anticipación en la gestión de impagos y no una política meramente pasiva que arranque cuando el retraso en el pago ya sea un hecho. Es decir, lo más idóneo es tomar medidas como, por ejemplo, realizar recordatorios de pago antes del vencimiento de la factura.
Además, conviente aplicar técnicas de análisis y clasificación. Una vez implementadas las técnicas de prevención de impagos es hora de centrarse en la gestión de los cobros. Para ello, se recomienda aplicar métodos de análisis y clasificaciones que permitan hacer un seguimiento de las facturas y estar informado en todo momento de la situación. Lo fundamental, y precisamente lo que más cuesta a las empresas que no disponen de asesores en gestión de crédito, es tener a mano información actualizada que permita tomar decisiones teniendo en cuenta la situación jurídica del deudor.
No obstante, uno de los aspectos más importantes para evitar la morosidad es reaccionar sin dañar la relación con el cliente. La clave del éxito es actuar con rapidez y profesionalidad a la hora de contactar con el cliente para reclamar la deuda. Tras estudiar su situación es imprescindible comprobar la viabilidad de un acuerdo amistoso en el que todas las partes salgan beneficiadas. Para ello puede ser de gran ayuda contar con el asesoramiento de una empresa especializada en gestión de cobros que tramite las facturas impagadas sin que la relación con el cliente se vea afectada.
La insistencia y la gestión personalizada también son claves para afrontar un impago. La visita al deudor y la negociación directa permiten cobrar el 85% de las deudas comerciales. De hecho, las estadísticas indican que, si se actúa antes de 6 meses desde el vencimiento, se puede recuperar el 90% de los impagados.
Si pese a buscar alternativas el impago persiste, puede que haya que recurrir a la justicia. Dependiendo del origen, cuantía y documentación acreditativa de la deuda, siempre que esta sea dineraria, líquida, vencida y exigible se podrá recurrir a un proceso judicial u otro. El procedimiento monitorio es el más común para deudas de menos importe, aunque también se podrá acudir a la vía declarativa o ejecutiva. No obstante, e independientemente de la opción escogida, lo más recomendable es apoyarse en un socio especializado en recuperación de deuda que pueda aportar soluciones no solo en este punto, sino a lo largo de todo el proceso, y que tenga la estructura, conocimiento y capacidad de llevar a cabo una gestión conjunta y paralela, amistosa y judicial.