Alejandra Ron-Pedrique directora de Urban Lab Madrid afirma: «El termino oficina flexible siempre se ha utilizado en nuestro sector con solvencia, pero fuera de nuestro ámbito el concepto muchas veces no se entiende. Las oficinas flexibles son espacios de trabajo que se personalizan según las necesidades de cada cliente, se ofrecen tiempos y condiciones no restrictivas que facilitan la puesta en marcha de cualquier proyecto de forma inmediata y sin ataduras».
En muchos países como Estados Unidos se conoce a la oficina flexible como oficina ejecutiva, en Europa desde hace más de 20 años se habla de Centros de Negocios, una tendencia al alza para aquellas empresas y particulares que quieren un espacio dotado con todo lo necesario para comenzar a trabajar desde el primer momento sin tener que preocuparse de amueblar y equipar el local.
La llegada de grandes multinacionales del sector al país visibilizó los beneficios de apostar por los espacios ofrecidos por los centros de negocios y en última instancia por los espacios de coworking, que parecían destinados para empresas pequeñas, con pocos recursos o emprendedores.
La pandemia puso de manifiesto que estos espacios son idóneos para empresas de cualquier tamaño, que necesitan que sus espacios se adapten de forma inmediata a sus necesidades, optimizando sus recursos y contribuyendo sin lugar a dudas, a espacios más ecológicos y sostenibles.
En 1978 se da origen de este tipo de espacios, cuando el empresario Alf Moufarrige se encontraba inmerso en un nuevo proyecto empresarial, y se encontró con que los costes de contar con una oficina propia eran muy altos, así que decidió cambiar su proyecto y ofrecer esta clase de servicios a otros emprendedores que se encontraban en su situación.
Los tiempos han cambiado radicalmente la forma en la que se trabaja y esto se nota en procesos como la digitalización de las empresas, una economía más globalizada y más dinámica que obliga a innovar de forma continua incluso la forma en la que se conciben las oficinas.
El 82% de los directivos prevé que, en el futuro, el trabajo sea híbrido. La experiencia de trabajo evoluciona, los antiguos paradigmas de diseño de los espacios deben adaptarse. Velar por la eficiencia y la productividad se convierten en el objetivo de los equipos directivos.
Con la consolidación del teletrabajo, cada vez serán menos las oficinas en las que coincida todo el personal, por lo que su distribución también tendrá que adaptarse a esta nueva realidad para aprovechar el espacio al máximo.
Sin embargo, la interacción física es importante para aumentar la creatividad, transmitir la cultura corporativa, formar a los más jóvenes o crear lazos entre los trabajadores, sin olvidar las ventajas que el networking que se genera en los espacios de trabajo compartidos ofrece.
Fuente Comunicae