El osmio es un elemento poco conocido y al que se ha tenido acceso en los mercados hace escasos años. Sin embargo, según una de las principales fuentes de información de los metales, Kitco News, está destinado a ser el que ofrezca nuevas oportunidades a inversores y también al sector del lujo y la joyería, ofreciendo la fabricación de joyas de alta calidad que hasta ahora eran prácticamente impensables por la falta del metal. «El osmio es increíblemente raro. Es uno de los metales más raros de este planeta», dice en la entrevista con Kitco News Bodo Albrecht, fundador de Basiq Corporation, una empresa de metales preciosos americana.
2013: de polvo venenoso a cristales brillantes
Lo cierto es que, hasta la fecha, el metal no ha sido muy popular.
El osmio, en su forma cruda, es un polvo gris poco espectacular y que reacciona con el aire para formar tetróxido de osmio, una sustancia venenosa. Sin embargo, a partir de 2013 se consiguió cristalizar el metal en un proceso que hace que sea inerte y, por tanto, inofensivo. El resultado: cristales de osmio brillantes que reflejan la luz con un matiz azulado.
El Osmio es minado con platino. Pero solo hay dos metros cúbicos de osmio minables en este planeta. Para conseguir una onza de este metal es necesario sacar hasta 10 toneladas de platino. Y eso es lo que lo sitúa en uno de los metales preciosos más interesantes de esta década. El hecho de compartir mina, además, garantiza el cumplimiento de estrictos estándares éticos y de sostenibilidad.
«Obviamente, se trata de un artículo de joyería, pero también de una inversión, ya que el metal se puede formar en barras redondas de una onza y almacenarse, con una densidad de valor muy alta», dice el Sr. Albrecht.
El Instituto del Osmio, con sede en Alemania, está comercializando el metal a nivel mundial y trabajando en la búsqueda de socios locales para expandir las posibilidades para los inversores internacionales.
Actualmente, ya tiene socios en más de 20 países de Norteamérica y Europa, aunque actualmente su desarrollo está centrado en Asia y Australia. En breve estos cristales y metal estarán disponibles en las principales joyerías al por mayor, en los minoristas más exclusivos y, sin duda, llegará pronto al mercado a través de los canales habituales.
Tras la llegada de los diamantes cultivados de forma artificial que están copando los mercados, es el momento de encontrar alternativas puras que sirvan para volver a poner en valor los metales. “Es previsible que la rareza del osmio sea la clave para que sea el llamado nuevo carbono en los mercados de inversión y joyería. Con el interés que va generando y la escasez de metal del planeta es probable que llegue un momento que los suministros no sean capaces de satisfacer toda su demanda” explican desde la sede del Instituto en Nerja, España.